
La dirigencia nacional del PRI apesta. Por incapaces y cínicos.
De ahí la protesta desde distintos sectores del partido contra Alejandro Moreno, el líder nacional.
Moreno recibió a 11 exdirigentes con ningún otro objetivo práctico que ganar tiempo.
El dirigente priista desprecia a sus antecesores, y la única sorpresa que tuvo con la carta que le dirigieron el sábado pasado para pedirle la reunión fue que no se dio al día siguiente de las elecciones en seis estados.
Los expresidentes priistas buscan evitar que el partido se extinga en sus manos.
SE CREE DIOS

Alito, como se autollama Moreno, se aferra al control del PRI.
Quiere disponer del dinero de las prerrogativas y mantener la capacidad de jugar electoralmente a Dios, al ser quien decide candidaturas a puestos de elección popular.
Desde la víspera quedaron claras las posiciones.
Quien disparó primero fue Rubén Moreira, coordinador de los diputados priistas, exgobernador de Coahuila y líder de facto en el PRI.
En una entrevista con Marta Anaya en El Heraldo de México, respondió a los expresidentes del partido:
