Así estamos las mujeres
Todo esto lo aprendemos del libro “Un Violador en tu Camino" y de la vida de las mujeres obreras del servicio, y lo hacemos nuestro al darle voz a tantas mujeres violadas.
Se dice que un 90% de las mujeres que vienen a la grandes urbes a trabajar en el servicio doméstico, del campo o del rancho, han sido violadas por el padre, el tío o algún muchacho del barrio o del pueblo, sin tener a nadie a quien recurrir y las autoridades dicen cuando las desaparecen: "se fue con el novio", "vestía muy provocativa" , "camina muy noche a la fábrica porque le tocaba turno".
Pues claro, iba a trabajar para poder criar a hijos sin padre, pues resultan embarazadas.
Como aquí también sucede en San Pedro Garza García, esto dicho por policías que recibieron a la menor de edad que fue violada por el abuelo, a la cual ni la madre quería creer, por no sacarlo de la casa.
Es de primera necesidad la educación sexual y la necesidad de erradicar un sistema creado por hombres para alcanzar la igualdad.
Se necesita que a través de lucha ya sea en movimiento o con las plumas, erradiquemos ese patriarcado que late en las venas de los gobiernos y poderosos, de los medios de comunicación, de la policía, y atraviesa los distintos sectores socioeconómicos.
Se infiltra en tribunales del Estado, se convierte en la expresión de la furia del narco y las maras centroamericanas que usan a las mujeres como escudo y como botín de venganza, nefasta tradición ancestral que perdura hasta nuestros días.
Todo lo que toca el patriarcado lo convierte en algo sucio y de ley no escrita. Hoy estamos hablando del escrito "Ni Una Más" , que tuvimos la oportunidad de filmarlo.
Nos gustaría que fuera apropiado por las mujeres y que sirva como protesta entre los movimientos feministas a lo largo del continente, presentado por Universidad José Martí.
Es un documento que usa la hipótesis válida de que no necesitan matarlas después de abusar de ellas y vender sus órganos que eso sí deja dinero, inclusive más que la droga misma. Se calcula en millones lo obtenido por ello.
"Nos roban todo, menos el miedo al patriarcado y capital es alianza criminal; mi cuerpo no será más el sostén de este tráfico. Juntas abortamos; Bajo el disfraz del amor".
Nosotros las mujeres exponemos las reiteradas ocasiones en las que somos acosadas en las calles, en el transporte público, en el trabajo, en los abusos desde pequeñas.
Jóvenes y adultas, “por su disidencia sexual; en el trabajo con la simple condescendencia, con la brecha salarial, desde los medios que revictimizamos; a partir de la apropiación de su propia crítica, que la desarma como herramienta de lucha y la convierte en un bien".
La maternidad es obligatoria, el instinto materno como imposición social y cultural, mientras que está justificado el abandono del padre.
Abordan el amor romántico, idealizado y posesivo, como una conducta reproducida por mujeres y hombres por herencia patriarcal; la reproducción del ideal de la conformación de una familia nuclear con la idea de la iglesia.
¿Por qué casi todas las mujeres que conoces han sido víctimas de abuso y los hombres no conocen a un solo abusador? Porque no lo ven. Porque en su privilegio nuestro.
Leyendo el maravilloso libro “Un Violador en tu camino" y varios artículos que el periódico "El País" recoge, me doy cuenta que globalmente tenemos el mismo problema. Relatan la manera en la que fueron amenazadas por las redes sociales cuando lo crearon. La negación de gran parte de las personas aludidas, con cuestionamientos directos como: “¿por qué me dicen violador si yo no lo soy”?.
Explican que, sin embargo, es una forma artística de expresar la inseguridad en la que viven las mujeres.
“Pero a ellos les volvemos a reivindicar la necesidad de avanzar en una igualdad efectiva entre mujeres y hombres que nos permitan alcanzar una sociedad, democrática y justa.
Resulta fundamental para lograr ese objetivo, tener presentes los retos que tenemos por delante.
La violencia ejercida contra las mujeres, la feminización de la pobreza, las dificultades de acceso al liderazgo y espacio público en general, así como la conciliación, son problemas persistentes que, año tras año, el movimiento feminista pone en el centro como debate.
Este artículo ha venido marcado por una complicada situación a nivel global generada por la pandemia y la emergencia sanitaria.
En primer lugar, queremos recordar a todas aquellas personas que han perdido la vida por esta causa, así como a las que han vivido esta situación que está siendo dura para toda la sociedad, la crisis, como es lo habitual, está afectando especialmente a las mujeres.
En el escenario doméstico actual vuelve a hacerse patente la violencia doméstica al convivir 24 horas del día aparte de la feminización de la pobreza, así como la mayor exposición al riesgo de las mujeres debido al rol de cuidadoras.
Aumenta su vulnerabilidad en situaciones de violencia de género y de abuso infantil y los crecientes problemas relacionados con la conciliación y la falta de corresponsabilidad.
Por ello, desde la Red de Unidades de Igualdad de Género de las Universidades Españolas para la Excelencia Universitaria (RUIGEU) impulsó en este ámbito una guía durante este año para estrechar la brecha de género mediante la implementación de medidas concretas.
La Mesa de Género y Universidad, impulsada por el Ministerio de Universidades y representada por Eva Alcón, delegada de Igualdad y rectora de la Universitad Jaume I, es una de estas medidas y constata la positiva y creciente tendencia sobre las problemáticas de las mujeres en las universidades.
En este sentido, se quiere reivindicar la importancia del trabajo desarrollado por las Unidades de Igualdad para avanzar en la eliminación de las desigualdades y trabajar para que la perspectiva de género impregne todas las políticas universitarias.
Sería imposible la excelencia y la calidad si no se apoya a las mujeres, pero para la Universidad es, además, una obligación moral.
Tenemos la responsabilidad de ser el motor de transformación social a través de la formación, la investigación y la lucha, allí en donde se aprende la vida.
Lo que los ojos no ven, nuestra piel lo percibe. Entonces volveremos a “ver al otro a través del alma".
Ingrid Bringas en la obra de Miriam Medrez, que esta vez también reproducen orejas diseñadas en manta de diferentes proporciones, pensando en que desde niños debemos aprender a escuchar.
Suspendidas con hilo y alambres invisibles, nos invita a escuchar y a luchar contra esa violencia de género. Deja ver esa intimidad, que te reflejes en las pequeñas orejas y habites esos espacios comunes a todas y seas escuchada.
La construcción cultural política condiciona la subjetividad tanto en lo privado como en lo político.