Cada minuto cuenta

Francisco Sepúlveda Cañamar DETONA: Acabó de ver la última versión de “El Conde de Montecristo”. La obra que, a mí, en lo personal, más me gusta, sobre cualquier otra obra.

La venganza llevada a un grado magistral, como nunca se había llevado; y, tal vez, como nunca podrá ser sobrepasada.

Pero la película, me decepcionó.

Se tomaron muchas libertades literarias, tergiversando toda la obra.

Tal vez, algún día, alguien haga la obra realmente apegada a la novela original. Alerta de spoiler:

La relación lésbica que aparece en dicha película, no es una “concesión woke” moderna.

Aparece en la obra original. Una novela del siglo XIX. Para esa generación que se ofende de todo, de cristal, que piensan que están “descubriendo el hilo negro”.

No hay nada nuevo bajo el sol, chamacos.

Bueno, tal vez sí: les voy a recomendar dos series mexicanas: “Las azules”, que versa sobre el primer cuerpo policiaco femenino de la CDMX (antes, el DF).

Y “Cada minuto cuenta”, que trata sobre el terremoto de septiembre de 1985.

La primera, va a mostrar que se han cambiado muchos paradigmas, y que, aunque muchas se siguen quejando del machismo, vaya que se ha avanzado en erradicarlo.

Lo único que no me gustó, es que es una obra plagada de “whitexicans”, por el lado de las protagonistas.

Ahora, con “Cada minuto cuenta”, van a ver un drama desgarrador.

Y no por eso, deja de ser verídico.

Creo que, con ambas series, se demuestra la gran corrupción que hubo en el pasado, con el PRI.

Y, cómo dicha corrupción permeaba al resto de la sociedad.

Por desgracia, se pagó la factura: muchos de los edificios que colapsaron en dicho evento, lo hicieron por estar mal construidos, o por no recibir mantenimiento.

Recuerdo como, en aquel entonces, Nuevo León envió grúas para socorrer a los hermanos capitalinos.

Viendo lo que provocó la tragedia, con haber hecho las cosas como se debía, desde un principio, era suficiente.

Pero parece que eso es un anatema: hacer las cosas como se deben, desde un principio.

Es que, por desgracia, la corrupción es sumamente contagiosa.

Anteayer, el mundo se quedó paralizado porque los Hutíes de Yemen mantuvieron a raya a un portaaviones nuclear estadounidense, el cual tuvo que huir de la zona.

Pero, vamos a echarle números.

Un solo avión estadounidense, cuesta alrededor de 100 millones de USD.

¿Saben cuántos misiles y drones no tripulados se pueden conseguir con ese dinero?

Y, prácticamente, con el mismo resultado.

Si los Hutíes hubieran hundido al Abraham Lincoln, eso ya era una declaración de guerra.

No lo hundieron, pero dieron a entender que lo pueden hacer.

Digamos que fue solo un aviso. El problema, es que dudo que los EUA entienda el verdadero mensaje.

Verán: los EUA están cayendo en el error de corrupción de la Alemania de la 2ª guerra mundial: hacer armamento caro y difícil de manejar.

Eso, solo provoca que pierdas la guerra, pero hiciste “negocios”.

Voy a mostrar un ejemplo: la subametralladora Thompson, calibre 45, costaba en producirla 200 USD (Precio de los 40 del siglo XX).

Los estadounidenses, prefirieron hacer la M3 “Grease gun”, porque era una subametralladora que parecía una pistola de aceite.

Era del mismo calibre, pero solo costaba en producirla ¡10 USD por unidad! Claro, en dólares de la época.

El punto es: ¿se pueden imaginar a alguien aceptando un contrato del ejército estadounidense para hacer fusiles, por una cantidad, de, por poner un número, 100 USD?

Impensable. Porque, “ya no sería negocio”.

Y ese es el punto al cual quiero llegar: para los muy racistas y segregacionistas estadounidenses de hace casi un siglo, la guerra no era negocio.

Era un medio para poder mantener la democracia y la libertad.

Sin embargo, para los muy “inclusivos” y “políticamente correctos” estadounidenses del siglo XIX, el paradigma es a la inversa: hay que hacer negocio, no liberar pueblos.

Eso, es simple corrupción.

Un dato casi desconocido: los nazis eran tan corruptos, que le vendieron los planos de los tanques alemanes a los japoneses.

¡Pero nunca les enviaron dichos planos! Obvio decir quienes perdieron la guerra.

La moraleja es: la corrupción, tarde que temprano, va a provocar que tu sistema caiga, por estar corroído desde las entrañas.

Sucedió con el PRI en la pasado, acaba de suceder con los demócratas en estos días.

Pero, una vez que los políticos le hallan el “sabor” al dinero “fácil” de la corrupción, es muy difícil que regresen al sendero del bien.

Como dicen en el rancho: “Perro que come huevo…”.

Simplemente, el PAN acaba de elegir su dirigente, y es uno de los integrantes de un Cartel inmobiliario que quiere repetir las prácticas del PRI de hace 50, 60 y 70 años.

Pero, la gente aprendió, en 1985, que la corrupción le puede costar hasta la vida.

Algo que los estadounidenses ya están aprendiendo también.

Y, lo único que va a quedar es no solo votar contra dicha corrupción, sino documentarla, para no volver a repetirla.

Así que, esas dos series, son para que los mexicanos, no olvidemos.

Ya solo resta, pedir que los estadounidenses vuelvan al “sendero del bien”, y dejen, también de repetir prácticas que eran comunes en México, hasta hace relativamente no hace mucho.

Y que así, sea.
Francisco Jesús Sepúlveda Cañamar

Médico oftalmólogo. Nacido y criado en Monterrey, N.L (1967). Maestro en ciencias por la UJED. Premio a la productividad científica del IMSS en 2013. Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, y de la Real Sociedad de Medicina de Inglaterra. Miembro fundador de MORENA. Activista político y médico (Movimiento Médico 22 de junio).