El tesoro escondido del fin del mundo

Gabriela Kalifa Kaún DETONA el Episodio II: La Bóveda de Semillas de Svalbard, de su serie sobre Noruega.

 

Svalbard, Noruega.-

Imagínate un lugar en el planeta donde se guarda una de las cosas más valiosas para la humanidad: las semillas.

No hablamos de un museo ni de una bóveda de oro, sino de un lugar que protege la biodiversidad agrícola del mundo.

Este lugar es la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, una especie de “Arca de Noé” donde se almacenan millones de semillas de plantas de todo el mundo, y está ubicado en uno de los rincones más fríos y remotos del planeta: las islas Svalbard, en Noruega.

La Bóveda de Svalbard es un gigantesco depósito construido dentro de una montaña de roca helada, a unos 1,300 kilómetros del Polo Norte.

Su misión es proteger las semillas que usamos para cultivar alimentos, asegurándose de que, pase lo que pase, siempre tengamos acceso a ellas. Imagina que ocurre una catástrofe, como una guerra, una plaga o el cambio climático, y un país pierde sus cultivos.

Las semillas que se encuentran en esta bóveda podrían ser la clave para volver a sembrar esos alimentos y garantizar que no desaparezcan.

La idea es que cualquier banco de semillas del mundo (y hay miles) pueda depositar duplicados de sus colecciones en esta bóveda.

Así, si por alguna razón sus propias semillas se pierden o destruyen, siempre tendrán una copia de seguridad en Svalbard.

Este lugar fue elegido por su ubicación remota, alejada de conflictos y desastres naturales.

Pero lo más importante es el clima. Al estar tan cerca del Ártico, las temperaturas son increíblemente bajas, lo que es perfecto para conservar semillas durante mucho tiempo.

Incluso si los sistemas de refrigeración de la bóveda fallaran, las temperaturas frías naturales del lugar mantendrían las semillas en buen estado.

Además, la bóveda está construida dentro de una montaña, lo que la protege de terremotos y otros desastres.

En pocas palabras, es uno de los lugares más seguros del planeta para preservar algo tan importante como las semillas.

En la Bóveda de Svalbard se almacenan semillas de todo tipo de cultivos que conocemos y comemos diariamente.

Desde las más comunes como, arroz, maíz y trigo, hasta variedades más exóticas que solo crecen en ciertas regiones del mundo.

El objetivo es mantener la mayor diversidad posible de plantas, porque no sabemos qué desafíos nos traerá el futuro.

¿Sabías que existen más de 200,000 variedades de arroz en el mundo?

No solo estamos hablando del arroz blanco que conocemos, sino de muchas variedades que crecen en diferentes condiciones, algunas resistentes a la sequía, otras a las inundaciones.

Este tipo de diversidad genética es crucial porque, ante un problema climático o ambiental, podríamos necesitar cultivar variedades que sean más fuertes y resistentes.

Las semillas no solo nos dan comida; también son claves para nuestra seguridad alimentaria.

A medida que el cambio climático afecta más regiones, algunos cultivos podrían volverse difíciles o imposibles de cultivar.

Tener una amplia variedad de semillas guardadas en Svalbard significa que podemos replantar aquellas que sean más adecuadas para el nuevo entorno.

Además, los científicos usan las semillas para investigar cómo mejorar los cultivos.

Pueden desarrollar variedades más resistentes a plagas o cambios en el clima, y esto es esencial para alimentar a una población mundial en crecimiento.

Aunque parece que las semillas están guardadas en un lugar inaccesible, los países que las depositan siguen siendo dueños de ellas.

Si una nación necesita retirar sus semillas, pueden solicitarlas y recuperarlas.

De hecho, ya ha sucedido: en 2015, Siria, en medio de la guerra, retiró algunas de las semillas que había almacenado para reconstruir sus cultivos, después de que su banco de semillas local se vio afectado por el conflicto.

Este ejemplo muestra lo valiosa que es la Bóveda de Svalbard para la humanidad.

Funciona como una especie de respaldo global, asegurando que no perdamos cultivos importantes por desastres, guerras o crisis.

Este almacén de semillas es como un tesoro escondido, una póliza de seguro para la vida en la Tierra.

Si un día enfrentamos grandes desafíos para cultivar alimentos, este pequeño lugar en el Ártico podría ser nuestra tabla de salvación.

Si algún día te has preguntado qué está haciendo la humanidad para cuidar el futuro, recuerda que en una fría montaña en el fin del mundo, las semillas del mañana están seguras, esperando el día en que, quizás, se necesiten para volver a sembrar la vida.

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Gabriela Kalifa Kaún

Presidenta del Consejo de Administración de Detona. Mismo cargo que ocupa en Organización Bikube, una de las principales exportadoras de miel de abeja de México.