La mujer en la Ciencia y Tecnología

La desigualdad entre géneros ha sido un pendiente social que se guarda y que se ha ensanchado como resultado de la contingencia sanitaria, de hecho, la presencia de las mujeres en el mercado laboral y en la economía informal se redujo notablemente en los países en vías en desarrollo.

Como ya se ha mencionado con anterioridad, las mujeres han sido el sector social más lastimado por el freno económico: sus puestos de trabajo fueron eliminados en primera instancia y su recuperación se ha limitado, lamentablemente, a desempeñar tareas laborales en la informalidad.

El pasado 11 de febrero se celebró el "Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia" y el próximo mes de abril, el cuarto jueves, se celebrará el "Día de la Mujer en la Tecnología". Ambos entornos son espacios donde la presencia de la mujer ha sido soslayada y menospreciada.

Mucho de ello deriva de considerar que la mujer no cuenta con la capacidad intelectual para desarrollar actividades científicas y tecnológicas, amén de que los sistemas de reconocimiento y productividad son sistemas que no consideran las tareas de cuidado y reproductivas, lo cual limita los estándares de productividad, impartición de conferencias, asistencia a seminarios, entre otros criterios de evaluación y desempeño.

América Latina y en especial México ha visto frenado el despegue e incorporación de las mujeres al mercado laboral y específicamente a que ocupen puestos de dirección y alta responsabilidad, los cuales tienen muy disminuida y relegada la presencia de mujeres.

En este sentido vale la pena destacar que en el mundo, el emprendimiento de las mujeres en proyectos tecnológicos se encuentra muy limitado y estigmatizado; de hecho, en América Latina sólo 25% de los proyectos de emprendimiento tecnológico tienen como titular a una mujer.

México se encuentra aún por debajo de dicho porcentaje, al alcanzar sólo 15% del total de proyectos de emprendimiento tecnológico digital.

De acuerdo con ONU Mujeres, más del 60% de las niñas y niños que hoy ingresan a la escuela primaria ocuparán empleos que hoy no existen. Las carreras profesionales en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), son los empleos del futuro.

También han sido carreras donde las mujeres han estado históricamente subrrepresentadas. Algunas de las ocupaciones STEM con mayores ingresos, como la informática y la ingeniería, tienen los porcentajes más bajos de mujeres trabajadoras.

Para fomentar el desarrollo sostenible, impulsar la innovación, el bienestar social y el crecimiento inclusivo necesitamos más mujeres en STEM.

Por tal motivo, destaca la convocatoria realizada en semanas pasadas por ATT: su CEO en México, Mónica Aspe Bernal, invitó a las mujeres a que participen en un concurso para brindar diez financiamientos por 100 mil dólares, con lo que se busca fortalecer a la mujeres e impulsarlas a que incursionen en dicho ámbito.

Cabe señalar, que la contingencia sanitaria que afectó primordialmente a las mujeres, también representa una oportunidad para desarrollar proyectos productivos digitales. En este sentido, México se ha quedado rezagado en las políticas de digitalización, ya que aún no se cuenta con fecha o proyecto para encender la red 5G. Mientras que en Chile y Brasil ya se dio inicio a esta migración tecnológica, nuestro país cuenta con una oportunidad para asumir el liderazgo en la región en lo que a transición a la red 5G se refiere, pero falta brindar certezas jurídicas.

Disposición y proyectos existen: Telcel acaba de anunciar una millonaria inversión para arrancar la red 5G, pero aún no se definen las bases de licitación para el arrendamiento de espectro radioeléctrico; el IFT y el gobierno tienen ante esto una tarea impostergable.

Las mujeres en Ciencia y Tecnología que aprovechen esta coyuntura tendrán un potencial de crecimiento incalculable.
Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.