Pequeñas Cartas Indiscretas (Little Wicked Letters/ Reino Unido, Francia, EUA/ 2023)
Pequeñas Cartas Indiscretas describe un evento que se supone sucedió en el pequeño pueblo de Littlehampton, Inglaterra en los años 20 del siglo XX cuando Edith Swan (Olivia Coleman) comienza a recibir cartas totalmente inventadas, indiscretas y “cochinas” sobre su comportamiento sexual.
Entre comedia mordaz y crítica social, la película muestra un popurrí de personajes pintorescos que tienen que lidiar con la idea que la muy libre y folclórica vecina de Edith, Rose Gooding (Jessie Buckley) puede ser la autora de las mismas.
La realización es una película pequeña que suelta todo lo que puede y forma interesante sobre la vida cotidiana de una localidad en plena recuperación luego de la Primera Guerra Mundial donde la primera consecuencia son mujeres policías, rechazadas por el machismo imperante inglés de ese entonces.
De hecho, es una mujer, la oficial Gladys Moss (Anjana Vasan), la que le toca entrometerse en el caso e investigar quién es la responsable ya que no cree que Rose Gooding sea la culpable.
Básicamente el show y fandango es entre las mujeres del pueblo, su rechazo a Rose, pero la historia se centra en Edith Swan que poco a poco vamos conociendo que su vida no es tan idílica como aparenta ser, sometida por su familia, oprimida por su padre para que ella como solterona se quede en casa para atender a madre y padre.
Al final es un duelo de actuaciones entre la Coleman y la Buckley, la que es un reflejo de sus tiempos y la mujer que es no-conformista.
La producción es demasiada exagerada en su agenda de diversidad porque para los años 20s aún faltaba demasiado para poder ver mujeres de decendencia india como oficiales en el servicio de la policía de su majestad o jueces negros en el estrado.
Se altera un poco la dimensión del caso porque la verdadera Rose Gooding sí era todo un paquete de problemas para la comunidad, con señalamientos por violencia y con sentencias de castigo en cárcel.
En la película es mas la admiración de una mujer por la otra, sumisión contra libertad y algo de crítica a las injustas leyes que por de facto culpaban aún hoy en día a la rebelde social.
De repente insertan el caso y le dan vida al personaje de la oficial Moss para servir como un “deus ex machina” que soluciona todo en un abrir y cerrar de ojos, casi literal.
De hecho, Pequeñas Cartas Indiscretas pasa en un abrir y cerrar de ojos porque la película es un paquete pequeño que no se complica, pero es enteramente satisfactoria.