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Una botella llena de medio México

El incidente en que se vio involucrado López Obrador durante su última visita a Veracruz, pinta la realidad mexicana al final del sexenio más nefasto en la historia moderna de México. "Haiga sido quien haiga sido" el autor del conato de botellazo, es un héroe en potencia. Frente a las narices de más de 50 guardias que cuidaban al "presidente"; frente a los altos mandos de Marina y ante los azorados ojos del peor gobernador que ha tenido Veracruz -Cuitláhuac García Jiménez -hijo putativo de AMLO- alguien se aventó una ocurrencia al tamaño de las miles que nos recetaron por seis años, desde el Palacio Nacional. Este incidente movió a las más furibundas y peatonas reacciones de los fanáticos de la 4T. En Monterrey hay un chat -que se denomina Grillo, y vaya que lo es- plagado de proxenetas senectos que saturan las redes sociales del producto de sus insomnios. Son monaguillos pro bono del mesías tropical que acaba de designar a su hijo -Andrés Manuel López Beltrán- como secretario de organización del Morena nacional. En la historia de México, n ningún partido político se había visto semejante muestra de nepotismo. El peje lo hace porque está envalentonado. Sin embargo, se le olvida que está a punto de entrar al peor año de cualquier presidente mexicano: el séptimo, que es el primero de su sucesor, en este caso, de su sucesora, quien a pesar de ser su entenada, podría darle un susto que lo haría revolcarse en La Chingada, a donde supuestamente se va. De todo esto platiqué con Sergio Arturo Vela y por supuesto, con los miles y miles de detonautas que se han sumado a esta causa de periodismo auténticamente libre.