Ernesto Sábato: conocer los límites
Navegando en las páginas del libro “El escritor y sus fantasmas”, del autor argentino Ernesto Sábato, llegué a un pasaje que me impactó particularmente por su referencia a la madurez de los individuos -y las naciones en donde viven- como un ejercicio de reconocimiento honesto de uno mismo.
Sábato, a quien había leído por vez primera en su novela “Sobre héroes y tumbas”, un texto teñido de nociones de desesperanza y sinsentido de la vida en sus personajes, nos dice en “El Escritor y sus fantasmas” lo siguiente:
“Así como la madurez de un hombre comienza cuando advierte sus limitaciones, la de una nación comienza cuando sus conciencias más lúcidas comprenden que las infinitas perfecciones de que, como a la madre, la creían dotada, no son tales y que, como en otras naciones, sus virtudes están inexorablemente unidas a sus taras, taras de las que los seres honestos no pueden sino acusarse y avergonzarse”.

Escrito en el contexto de la sociedad argentina, su búsqueda eterna de identidad cultural propia, su filia europeizarte, la reivindicación extrema de lo autóctono y lo que Sábato llama un complejo de inferioridad de los argentinos, la validez de sus palabras es universal.
Quizá me pareció, de golpe, que México ha transitado, sin llegar a una conclusión feliz, por los mismos dilemas existenciales de sus “mentes más lúcidas” y de sus sociedades desde el inicio de su vida independiente que Sábato señala en los argentinos.
¿Qué es lo mexicano? ¿Cuál es la diferencia con lo español y lo indígena? Son preguntas punzantes, detrás de las cuales se dejan ver complejos de todo tipo en nuestra vida pública y artística.






