Igualdad y respeto: epílogo a este sexenio.

Francisco Sepúlveda Cañamar DETONA: Yo nunca insulté a nadie. Solo lo describí cómo era: Maggie Smith.

Acabo de leer algo muy básico, pero muy cierto: la teoría marxista versa sobre la lucha de un grupo de personas por el poder, en detrimento de las demás personas. Punto.

Fue donde me quedé pensando en todas, pero todas las confrontaciones que tuve en este sexenio que hoy termina. Básicamente, se pueden sintetizar en que solo le recordé a algún grupo de personas, que tenían que respetar la preferencia de la mayoría, y las decisiones de minorías que estuvieran reguladas por la ley.

Y los voy a enumerar, pero antes, me di cuenta de que, también, básicamente la única alternativa de prácticamente todos esos grupos fue “descalificar” a sus adversarios, lo cual es un simple eufemismo para “deshumanizar”. Porque los que optaron por la violencia, se vieron mal, muy mal.

Tanto los vándalos del poder judicial, así como las feministas “radicales”.

Porque hubo quien se molestó conmigo por decirles “feminazis”.

Pero, al final, mostraron tener una intolerancia de estilo fascista, ya que no aceptaron ninguna razón, más que sus propios argumentos.

Sí, en el primer caso muchos pueden decir que no se justifica, porque es un pequeño grupo que busca continuar con su cota de “poder”.

Pero que, en el segundo caso, se trata de mujeres que solo se manifiestan en contra del Estado patriarcal. Miren: todos los grupos terroristas se han querido justificar siempre por algún tipo de OPRESIÓN. Todos.

Y así es como “reivindican” sus actos violentos. Ahora, en un momento donde prácticamente la mitad de los integrantes del poder legislativo son mujeres, ocurriendo algo similar con las gubernaturas; y donde mañana sube a la presidencia la primera mujer en la Historia del país, muchos no van a ver que se justifique la violencia. Igual, les sucedió lo que ya había mencionado, porque los expertos ya lo han registrado: en cuanto hay violencia, la gente deja de apoyar a los quejosos, invariablemente.

Con lo cual, pierden el apoyo popular. Hay excepciones, claro.

En su momento, los alemanes nazis clasificaron a la Resistencia francesa como “terroristas”.

Algo que los sionistas israelíes hacen en la actualidad con la Resistencia palestina. Claro, en ambos casos, ambas resistencias lucharon (luchan) contra fuerzas de ocupación de sus naciones.

Pero, por lo demás, el realizar actos de protesta que rozan el terrorismo, es algo que va de salida.

Por inaceptable para la mayoría.

Pero volviendo a los pequeños grupos que buscan el poder, en detrimento de los demás, empecemos por uno de mis grupos favoritos: la “inclusión”, sobre todo de la diversidad sexual.

Miren, en los 60 hubo un movimiento “des civilizador”, que romantizo la violencia (por eso la proliferación de grupos terroristas en los 70); e hizo que la revolución sexual se viera como algo “chic”, cuando realmente solo trataba de “justificar” la lascivia.

Actualmente, muchos de los actos de la inclusión intentan justificar el exhibicionismo, que no ha dejado de ser una psicopatología.

Eso, también se puede tomar como un acto “des civilizador”.

Si a lo anterior agregamos los contenidos de muchos productos de consumo, que, secundario a lo mismo, han sido boicoteados; podemos sintetizar lo anterior en algo muy simple: la gente va a aceptar a la gente “diferente”, pero no va a aceptar productos con los cuales no se identifica, muchos menos, estilos de vida con los cuales menos se identifica.

La mayoría ya respeta, pero pide respeto.

Solo que esos grupúsculos, solo saben tildar a los adversarios de “conservadores”, “diverso fóbicos”, “racistas”, y cualquier epíteto que se les ocurra.

Y eso, es “deshumanizar” al contrario, al que no piensa igual, para mostrarse a uno mismo como “superior” al otro.

Algo que ocurre con otros grupos, como los antiaborto (su epíteto favorito es catalogar a los contrarios como “asesinos”), a los veganos (califican a los que consumen carne como “salvajes”), a los antivacunas (califican a los vacunados como “manipulados”), en este momento, a los “anti-armas” (califican a los que tienen armas como “violentos”), y, claro, a la oposición política mexicana (los cuales califican a los simpatizantes del oficialismo como “salvajes”, “ignorantes”, “violentos”, “manipulados”, etcétera).

¿Cuál es el común denominador de todos esos grupos?

UNA PERCEPCIÓN DE “SUPERIORIDAD MORAL”.

Lo cual, no deja de ser un patético mecanismo de defensa psicológico, al verse sobrepasados por la mayoría.

Los antiaborto se molestaron por la despenalización del aborto, algo que ellos mismos provocaron al querer que se legislará que “la vida inicia desde la concepción” (sic), olvidando algunos detalles que imposibilitan tal legislatura.

Pero olvidaron el DERECHO de las mujeres a poder decidir, respetando su AUTONOMÍA. Y eso implica, poder decidir sobre su maternidad.

Aunque no les guste a algunos.

A los veganos, se les olvida que hay estudios que mencionan que el comer carne fue lo que nos hizo humanos, al permitir que creciera nuestro cerebro.

Y que, la ingesta de proteína animal es un DERECHO, y que hay que respetar la AUTONOMÍA de las personas que deciden ingerir productos cárnicos.

Y eso no los hace moralmente “inferiores”.

Los antivacunas, olvidaron que, así como existe el derecho A NO VACUNARSE, existe también el derecho a VACUNARSE. Y que publicar estudios sin ningún sustento científico no es muy diferente a publicar INFODEMIA, como lo hizo la oposición en este sexenio.

Al final, si te molesta que los ministros de cultos religiosos se preocupen por la “salvación de las almas” de las personas, porque violan su AUTONOMÍA (uno de los motivos por los cuales el aborto estaba penalizado); ¿por qué imitas esa actitud que no aceptarías en tu persona? Porque ustedes, antivacunas, se “justifican” alegando que se “preocupan por la salud de los demás” (sic). Cada persona tiene DERECHO a decidir sobre su SALUD, y solo tienes que respetar su AUTONOMÍA.

Mis contactos “anti-armas” (puro “progre buena ondita” ¿Si ven cómo los DESCALIFICO, AL escribir lo anterior?); que quiere “recibir aplausos” por su postura en contra de las armas de fuego: criticaron duramente a los que tienen armas EN FORMA LEGAL.

A los que tienen que criticar, es a los que tienen armas EN FORMA ILEGAL.

Porque esos son los que asesinan, y los que provocan la violencia. Al final, la gente tiene DERECHO a poseer armas, según la Constitución, y hay que respetar la AUTONOMÍA de esas personas.

Ahora, no me mal interpreten.

Yo no apoyaría que alguien decida abortar, tampoco obligaría que la gente coma solo carne, y deje de comer frutas y verduras.

Tampoco obligaría a alguien a vacunarse si no lo desea, y no tengo armas en mi casa, ni pienso tenerlas.

Yo no defiendo SITUACIONES. Yo DEFIENDO LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS. AUNQUE NO ESTÉ DE ACUERDO CON ESOS DERECHOS.

Sobre todo, si veo que, al defender esos derechos, DEFIENDO A LA MAYORÍA.

Con lo cual finalizo (casi), con la oposición. Miren, sé que para muchos opositores la actual democracia puede terminar en oclocracia, porque está viendo por lo pobres. Pero la aristocracia que nos gobernó terminó siendo una oligocracia, que se olvidó de la mayoría.

Y si la mayoría es pobre e ignorante, fue precisamente por ese olvido de quienes detentaban el poder. Pero la democracia, aún con todas sus limitaciones, sigue siendo el único sistema de gobierno que puede mejorar la situación de la mayoría, sobre todo en lo laboral. Porque el 90% de la población, es clase trabajadora, y, por ende, son la mayoría.

Y ya después de haber mejorado sus condiciones laborales, se va a revisar la situación de cada uno en lo particular, como actualmente se está haciendo: derechos de los niños; de las mujeres; de las minorías (religiosas, sexuales, raciales, etcétera); de los pacientes; de las personas de la tercera edad; de los discapacitados, etcétera.

Todo eso se hizo en este sexenio pasado.

Así que, pueden seguir insultando. No tienen otra salida, porque la violencia ya no es válida ni aceptada por la mayoría. O pueden hacer algo más difícil (y eso va para todos los grupos con los cuales tuve altercados en este sexenio): pueden olvidar su sentimiento de “superioridad moral”, y buscar una agenda COMPATIBLE con los deseos y los anhelos de la MAYORÍA. ¿Podrán?

Para finalizar (ahora sí), el último grupo con el cual tuve roces, y fuertes, fue con mis colegas médicos, al momento de la pandemia. Sobre todo, cuando quisieron tener “preferencia” para recibir la vacuna, en lugar de comenzar (como dicta la ciencia médica), con los grupos en los cuales se registraba la mayor mortalidad.

Solo les voy a decir una cosa: en la vida, tomaría un crucero con colegas médicos.

Porque, si la embarcación empieza a hundirse, todos, TODOS, casi sin excepción, van a querer ser los primeros en subirse a los botes salvavidas, atropellando al que sea para lograr ese cometido.

Esa fue la “enseñanza” que me dejaron, y nunca la podré olvidar.

Sé que también fue por un falso sentimiento de “superioridad”. Pero si a ese “sentimiento de superioridad” (la mayor parte de las veces alimentado por una soberana ignorancia); le agregamos cobardía, pues: el resultado es alguien a quien no se quiere tener de compañero.

En fin: termina un sexenio donde se confirmó eso de que, “para el privilegiado, la igualdad es opresión”.

Yo solo pido que, antes de criticar a los demás, olviden sus sentimientos de SUPERIORIDAD, y recuerden que hay DERECHOS, y que debemos ver que el PRIMER DERECHO que se debe respetar es LA AUTONOMÍA DE LOS DEMÁS.

Si no queremos que nadie se meta en nuestras decisiones, empecemos por no meternos en las decisiones de los demás (sobre todo si la ley las ampara: cualquier tipo de ley), por más “chocantes” que te resulten.

Al final, la dictadura vence (por ser intolerante). Pero la DEMOCRACIA, CONVENCE.
Francisco Jesús Sepúlveda Cañamar

Médico oftalmólogo. Nacido y criado en Monterrey, N.L (1967). Maestro en ciencias por la UJED. Premio a la productividad científica del IMSS en 2013. Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, y de la Real Sociedad de Medicina de Inglaterra. Miembro fundador de MORENA. Activista político y médico (Movimiento Médico 22 de junio).