Las dos Opiniones Públicas
Borrego dixit
Salvador Borrego Ph. D.
La lucha por el poder, opus 3-92
I-24-2023
Desde que surgió el concepto de Opinión Pública, con Jaques Necker allá por 1784, en Paris, en tiempos de Luis XVI, del cual este banquero suizo fue su ministro de finanzas, se estableció como algo de la mayor relevancia para las figuras de poder.
Ni siquiera los dictadores, por muy autoritarios que sean, se han atrevido a desdeñarla, al menos hasta antes de decidir mantenerse en el poder basados en el poder de las armas y la represión, como ahora lo hacen en Afganistán e Irán.
Decía el sabio Necker que: “Solo los tontos, los teóricos y los aprendices, dejan de tomar en cuenta a la opinión pública”, casi dos siglos y medio después, su sentencia mantiene intacta vigencia.

Pero en aquellos tiempos de Necker, de la Revolución Francesa, del Directorio y el imperio de Napoleón Bonaparte, se entendía como Opinión Pública a lo que se comentaba en los cafés políticos, círculos literarios, prensa y uno que otro congal, como el que tenía La Bandida en La Condesa.
Dicho de otro modo, el concepto original de Opinión Pública, es lo que ahora se entiende como el Círculo Rojo, que sigue teniendo presencia en la prensa, en los medios electrónicos, y en las redes sociales de élite, como Twitter, aunque por ahí se muevan unos colados llamados bots.

