¿Y si le prendemos fuego a las 20 hectáreas para comprarlas más baratas?
Y todo por amacharse en querer comprar 20 hectáreas de tierras que colindan con las dos cabañas que posee en el fraccionamiento Pinalosa, de Arteaga, Coahuila.
A eso podría resumirse la maniobra de quien -porque todavía es presunto responsable- voy a referirme aquí con el apodo de "Sr. del Río", pues su apellido real algo tiene qué ver con ese apelativo.
Los antecedentes de este caso los pueden leer en mis artículos previos, cuyos ligas aparecen en seguida:
Ahora sí, les platico: El martes 16 de este mes, exactamente a las 12:30 del mediodía, después de que ya se había ido la gran mayoría de los propietarios y los que rentaron las cabañas en ese lugar en medio del bosque, el incendio brotó en una pila de troncos que el dueño del lote 82 tenía almacenada en medio de cuatro estacas de madera de 1.60 metros de altura cubiertas por una lona.
Ahí había "leña" para un año y medio de carnes asadas para disfrute del propietario de ese predio, a quien por los mismos motivos me voy a referir como el “Sr. Borrego”, por la semejanza de su apellido real con ese animal.
El plan del “Sr. Del Río” era "animar" a los dueños del terreno de las 20 hectáreas -colindantes con el lote 82- a que ya por fin le vendieran dicha propiedad.
Los familiares del dueño de esa superficie no se ponían de acuerdo, pero después de que fue "desanudado" el asunto -como dicen los abogados- finalmente aceptaron vender, pero como no se arreglaban en el precio, el “Sr. Del Río“ se desesperó tanto, que urdió un plan con su compadre el “Sr. Borrego”:
¿Y qué tal si le prendemos fuego a la parte más cercana de las 20 hectáreas con el lote 82?
Finalmente, comprar terreno quemado siempre será más barato que comprarlo verde.
Hace cinco días que hablé por teléfono con el “Sr. Borrego” le dije sin rodeos que como producto de mi investigación periodística, tenía indicios suficientes para publicar que el fuego había comenzado en la pila de troncos del lote 82 y no en el asador del 79, hacia donde unos cuantos nos habíamos ido con la finta de que allá había sido.
Lo primero que me dijo fue que dicho lote no estaba a su nombre, casi preguntándome por qué fregados le estaba llamando, pero le reviré demostrándole que era de él, y terminó aceptando.
Le pregunté que si era suyo el madrazo de troncos que estaban ahí almacenados y me dijo que eso, eran, porque el fuego los había consumido totalmente.
Acto seguido le pregunté si conocía al "Sr. Del Río" y respondió afirmativamente, por lo que concertamos una cita para el pasado lunes a las 4:30pm a efecto de incluir la versión de ellos en mi artículo donde mencionaría que el incendio se inició en el lote 82 -de su propiedad- y no en el asador de la 79, como nos hicieron creer en un principio.
Pero una hora antes de la cita se comunicó conmigo para decirme que no iba a ser posible que nos reuniéramos, "ya que por motivos que tú comprenderás y por indicaciones de las distintas área de gobierno, solo podemos hablar con ellos. Una disculpa y espero tu comprensión".
Le respondí que no comprendía, porque tengo evidencias de que el incendio arrancó en su lote e incluso cuento con un video grabado por el mismo “Sr. Del Río”, donde un joven que trabaja para él, de apellido Quiñones, dice claramente que alguien lo prendió con una botella. Dicho video está en la portada de este artículo.
Le recordé que había esperado tres días para darles oportunidad de incluir su versión en mi artículo y que respetaba su decisión.
No tuve ninguna respuesta a eso.
Llevados por la versión propagada por los señores “Del Río” y “Borrego”, de que el incendio había comenzado en el asador del lote 79, el dueño de ese lugar, Adrián Javier Torres García -este sí, su nombre real- fue abordado por las autoridades de Coahuila, que cercaron su propiedad, al igual que los lotes aledaños.
Debido a que lo investigan por ser presunto responsable de provocar el incendio en un asador mal apagado en su propiedad, contrató a través de un despacho de abogados, al perito Francisco Quintanilla y éste se apoyó a su vez en un equipo con experiencia internacional en este tipo de conflagraciones.
Tuve acceso a los resultados de dicho peritaje. Incluso hablé con Quintanilla y él me asegura que tienen pruebas físicas y testimoniales, de que el fuego se inició en la parte superior izquierda del fraccionamiento, justamente en el lote 82 propiedad del “Sr. Borrego”, que colinda con las mentadas 20 hectáreas.
Entrevisté a Torres García y me dijo que en su momento presentará las pruebas que lo eximen de toda responsabilidad.
Tuve acceso a los testimonios rendidos por Adrián Ramírez y Jimena Elizabeth Ramírez Ortega -lugareños vecinos de Pinalosa- y ellos afirman que el fuego no empezó en el lote 79, sino en la última cabaña al oriente de la calle Los Fresnos, o sea, en el lote 82.
Mediante el uso de un dron, DETONA tomó fotos del 79 y de los dos lotes aledaños que siguen cercados con bandas amarillas y como se podrá observar en este artículo, no presentan huellas del incendio.
Incluso los alrededores del asador están intactos, sin huellas de fuego alguno.
Puertas, techos, vigas, muebles de madera, instalaciones eléctricas, paneles solares, están incólumes. Los árboles dentro de esas propiedades están verdes, lo mismo que los suelos.
Es más, en los exteriores de una de las cabañas aparecen intactos dos cilindros de gas butano, que de haberse originado ahí el fuego, hubieran estallado.
En la parte baja del asador del lote 79 vimos un recipiente con material inflamable, de ese que se utiliza para encender el carbón de las carnes asadas, y estaba igualmente intacto.
También volamos el dron dentro de la propiedad del “Sr. Borrego”, la número 82, y la zona donde estaban los troncos, las paredes, los árboles dentro de la propiedad, presentan huellas visibles del incendio.
Las partes de las 20 hectáreas que quiere comprar el “Sr. Del Río”, que colindan inmediatamente con el lote 82, están afectadas por el incendio, pero -muy importante- el 95% o más de dicha propiedad, está intacta.
La versión de algunos testigos que ya rindieron su declaración ante la fiscalía de Coahuila, es que a las 12:30PM del día 16 en que arrancó el incendio, los vientos dominantes soplaban del lote 82 hacia las 20 hectáreas colindantes, o sea, de poniente a oriente, pero de pronto, la dirección de los aires -como dicen los lugareños- cambió de oriente a poniente, lo cual provocó que el incendio se propagara hacia el fraccionamiento y rumbo a las partes altas de las sierras colindantes, y de ahí hasta brincar de Coahuila a Nuevo León.
Las fotos que tomó nuestro dron alcanzan a mostrar que en las cabañas de los lotes 79 y los dos más cercanos, el fuego levantó máximo 50 centímetros del suelo, no así las evidencias encontradas en el 82.
Adrián Javier Torres García estuvo durante el puente largo de la expropiación petrolera en su cabaña, que heredó de su papá Pino, y para atestiguar su hora de llegada y salida se presentaron ante la fiscalía los libros de ingresos y egresos a la propiedad donde aparece la hora en que salieron del fraccionamiento, un día antes del incendio.
Incluso mostraron como refuerzo de evidencia las notas de compra de las tiendas en las que estuvieron a su llegada y a la salida.
En los mismos libros de registro aparecen los nombres de los señores “Del Río” y “Borrego”, y resulta que anduvieron muy activos en sus propiedades durante los días del puente largo... y también después de que se desató el incendio.
Incluso el “Sr. Del Río” presume haber sido de los primeros en intentar apagar el incendio, porque ahí estaba al momento de que arrancó.
La versión de tres lugareños -que también ya rindieron su declaración- fue que al ver que el fuego no se iba sobre “sus” pretendidas 20 hectáreas, en friega se puso a tratar de sofocarlo.
Incluso dio instrucciones a sus trabajadores, los Quiñones, de que le metieran duro al azadón para abrir brechas corta-fuego.
A todas luces, le falló el cálculo al "Sr. Del Río", pues las llamas, en lugar de irse hacia la propiedad que quería comprar pagando pesos a pesetas, se fueron hacia el fraccionamiento y rumbo al bosque, con los efectos que ya conocemos.
Torres García me dijo que las declaraciones rendidas por los Quiñones -Rodrigo, su esposa y el hijo cuya voz se escucha en el video diciendo que alguien prendió el fuego- arrojan datos falsos que apuntan hacia el lote 79 como origen del incendio, pero resulta que los Quiñones son trabajadores a sueldo del "Sr. Del Río".
El mismo "Sr. Del Río" grabó el video que acompaña a este artículo, donde se ve claramente que el fuego no alcanzó la propiedad del lote 79.
Tanto Torres García como los señores “Del Río” y “Borrego”, son regios, tal como lo señalé en mi primer artículo, con el cual me adelanté 8 días a la noticia oficial dada a conocer por las autoridades de Coahuila.
La única -y grande- diferencia, es que todo parece indicar que la responsabilidad como causantes de este incendio, que afecta ya a más de 15,000 hectáreas, no recaerá en Torres García, sino en los señores “Del Río” y “Borrego”, a quienes -según me dijeron algunos lugareños- les falló el cálculo.
Torres García optó por defenderse legal y pericialmente, porque las autoridades parecían -hasta ahora- decir: si ya tenemos listo al culpable, para que le movemos.
Cuando hablé con los peritos, me hicieron ver que el “experto” que fue asignado por las autoridades, no tiene las cartas credenciales suficientes como para hacerse cargo de un asunto de la catastrófica magnitud de este incendio.
¿Qué sigue? que el delegado de la Fiscalía General de Justicia en la región sureste de Coahuila, Everardo Lazo Chapa, dé a conocer los nombres de los presuntos responsables y se asegure de que se aplique la ley con el rigor que amerita una catástrofe como ésta.
Yo los daría aquí los nombres, porque los sé y hasta ya hablé con uno de ellos, pero soy respetuoso de las formas y las leyes y solo les diré que cuando finalmente el gobierno los señale, verán la similitud de los apellidos que aquí menciono en forma simulada, con los reales de ellos.
Los mismos peritos especializados en este tipo de casos me dijeron que se necesitarán más de 200 años para que la Naturaleza se reponga de las pérdidas sufridas por este incendio, el peor de que se tenga noticia en los anales de Coahuila y Nuevo León.
CAJÓN DE SASTRE
"Y todo por la avaricia de comprar 20 hectáreas. Qué poca madre", dice la irreverente de mi Gaby.
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