¿No habrá nunca paz para los hijos de Abraham?
La historia del judaísmo, del cristianismo y delislam se va trenzando con los factores económicos, religiosos, políticos, de posesión y disfrute de la tierra, en un lacerante y bestial conflicto étnico-religioso, como ha quedado inscrito hasta nuestros días en la historia.
Aunque no sería objetivo sólo reducir el análisis los conflictos del Medio Oriente a las guerras por las religiones, sí podemos dar conocimiento a la importancia religiosa, sin olvidar y considerar para otro escrito no solo en conflictos armados, sino también en fracturas sociales causados por las intervenciones de otras grandes potencias en esta región.
Iniciamos detallando un primer elemento: la pertenencia de la tierra, como lo dice Génesis: “Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abraham diciendo: "Yo he dado esta tierra a tu descendencia desde el río de Egipto hasta el Gran Río, el río Éufrates: la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmonitas, los hititas, los perizitas, los refaím, los amorreos, los cananeos, los guirgasitas y los jebuseos".
Según el Antiguo Testamento (Génesis 25:19-28), los judíos figuradamente son descendientes de Isaac y los árabes de Ismael, medio hermanos e hijos de Abraham. De acuerdo con las escrituras de ambos pueblos (Escrituras Hebreas y Corán), Isaac era hijo legítimo y su madre era Sara, no así Ismael, quien es vástago de una esclava egipcia de nombre Agar (Génesis 16:1-6), y desde siempre existieron rencillas entre ellos.
Sin embargo, el conflicto principal fue por saber quién era el verdadero hijo de la promesa de Abraham: mientras las Escrituras Hebreas manifiestan que era Isaac, el Corán afirma que era Ismael (Corán 2:124-128).
Según consta en las tradiciones y libros como el Antiguo Testamento y el Corán, se da el segundo elemento del conflicto étnico- religioso, entre hermanos con parentesco: los hijos de Abraham ‒Isaac contra Ismael‒, sus nietos ‒Jacob contra Esaú‒, sus bisnietos –los hijos de Jacob venden a su hermano José como esclavo en Egipto‒, y demás episodios del conflicto, que se convierte en una constante hasta nuestros días.
La historia de Oriente Medio (como se da entre el judaísmo, cristianismo y del islam) se va entrecruzando al ser el origen de las guerras étnicas y religiosas que han acompañado a la humanidad de esa región desde siglos atrás.
Ya sea una cuestión de territorio, ideología o simple demostración de poder, la guerra ha probado ser un método efectivo para afianzar la fortuna y poder de un grupo de personas o entidades abstractas como los países en una parte de esa región en especial durante los tiempos antiguos y desde luego en la actualidad.
La región de Medio Oriente hasta la actualidad es un sitio conflictivo, al que también convergen algunas de las religiones más grandes del mundo y que en épocas también han iniciado conflictos bélicos de todo tipo con participación múltiple de naciones, como lo fueron Las Cruzadas.
Las tres principales religiones monoteístas reconocen un origen común: Abraham, y comparten espacios de coincidencia, sobre todo en sus primeras épocas, aunque hayan derivado posteriormente en ruptura:
- Por ejemplo, el fundador del cristianismo es un judío que se revela como el mesías anunciado en las escrituras. No en vano, los romanos percibían inicialmente a los cristianos como forma de judaísmo.
- Por otra de las partes de esta trilogía, a la muerte de Mahoma, el máximo prócer del islam, considerado -el mensajero de Dios- sin haber designado a un heredero propicia la separación de los partidarios del islamismo en chiitas, sunitas, jariyíes y alauitas.
Las dos primeras son las principales corrientes del islam y las últimas dos subdivisiones que representan a minorías.
Si bien sunitas y chiitas comparten la idea de que Alá es el único dios, Mahoma es su mensajero en la tierra y el Corán es la palabra de Dios, la discordancia proviene de que al morir Mahoma; la facción chiita convino en el sucesor debía ser Alí, que era su primo paterno y yerno.
De aquí que podamos traducir a la chía como ‘los partidarios’, como los que se autoproclaman ‘partidarios de Alí’. Y la sunna, que se traduce como ‘tradición’, es decir, la corriente ortodoxa del islam, que optó por seguir el sistema consultivo que había establecido el profeta para designar al sucesor y reconoció a Abu Bakr como el primer sucesor.
Esta división de los partidarios del islam ha dado también lugar a múltiples conflictos entre estos. División que inició la lucha ideológica-religiosa existente desde hace más de catorce siglos.
Por el lado de judaísmo, la comunidad judía sufrió un gran cisma a finales del siglo XIX, con el surgimiento del sionismo; este se desplegó a sí mismo como un movimiento de liberación del pueblo judío, frente al antisemitismo creciente en el mundo; sin embargo, esta visión totalizadora, ya que abarca todas las cosas. Esto significa que es el más amplio, ya que no se centra en segmentos o parcialidades de la realidad, sino en la totalidad, visión que no fue compartida por el conjunto de la comunidad judía.
Ante la impetración de ocupar un mismo territorio, se comenzó a peregrinar por un camino lleno de conflictos, mediados por dos razones fundamentales:
- Por un lado, hay que añadir que los árabes consideran a los judíos como invasores y como una nación artificial, que desempeña y actúa como satélite de Occidente, primero a favor de Gran Bretaña y luego de los Estados Unidos.
- Por otra parte, los judíos consideraban tener un mejor derecho sobre el territorio, ya que tenían la creencia de poseer un derecho original y divino a ocupar la tierra.
Este fue el comienzo de una serie de disputas entre judíos y árabes.
Sería erróneo presuponer que el conflicto es predominantemente de índole religiosa, y a esto agregarle los factores económicos y geopolíticos. Por lo tanto, es preciso abordar la temática como un problema geopolítico con tintes religiosos, económicos y de poder; de lo contrario, se la estaría analizando conuna mirada torcida, que torna incomprensible la magnitud del conflicto y convierte toda visión proyectada en mera falsedad, carente de sustento real y fáctico.
Conclusiones
Las riquezas en disputa:
Existe una riqueza petrolera que se pretende administrar. No obstante, para poder conseguirlo, primero hay que tener la región bajo control económico y militar. Este dominio, también estratégico, ha sido logrado por Israel y sus aliados de manera paulatina pero constante. Es solamente una parada más, pues el verdadero objetivo es derrocar al gobierno de la República Islámica de Irán.
La otra parte:
La misión es compleja, porque Irán tiene como aliados a Rusia y China, lo que estorba y complica aún más la situación que impera en la región.
Lo que hay que evitar:
La tensión ha llegado a un grado tal que incluso es posible considerar que se desate una guerra de dimensiones internacionales, lo que hace necesario que no se escatimen esfuerzos para encontrar una salida pacífica a un conflicto en el que una y otra vez emergen condiciones de tensión agravada que llevaron a dos guerras mundiales en el siglo XX.
Hipótesis no deseada:
Que no hay que descartar la hipótesis de que Oriente Medio sea el origen de una nueva guerra mundial.
Aproximaciones:
El drama de los pueblos divididos, fraccionados por fronteras artificiales de los Estados nación o de las naciones sin territorio y sin Estado, tiene un parangón en el pueblo judío, una diáspora que finalmente encontró un territorio, pero a costa de expulsar a otro pueblo milenario: el palestino.
Opiniones, pero que al mismo tiempo da cuenta del drama, del llanto diario de una región desmembrada y atravesada por conflictos ancestrales y crisis permanentes.