Detrás de los Premios de la Academia
Estando ya a días de la edición 97 de los Premios Oscar, una de las ceremonias más aclamadas de la industria cinematográfica, siempre es importante conocer y reflexionar acerca de las fuertes presiones que este evento ha recibido a través de los últimos años.
Como sabemos, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas otorgaanualmente estos premios, en reconocimiento a la excelencia de los profesionales de la industria, incluyendo actores, directores, escritores y demás personal responsable de las producciones audiovisuales.
Recibir un premio Oscar es considerado quizás el máximo honor en la industria del cine.
Sin embargo, más recientemente, se ha empezado a cuestionar de una manera notable, la validez e integridad de este prestigioso galardón.
Esto, debido a que cada vez más voces se alzan para señalar que lo que debería ser una celebración del arte y la creatividad, se ha convertido más bien en un juego político, económico y social.
Por un lado, se sabe que los intereses comerciales juegan un papel primordial en el proceso de nominación y selección de ganadores, al igual de que las grandes productoras invierten considerables sumas de dinero en campañas de mercadotecnia y lobbying, para asegurar que sus películas y, por ende, sus actores y directores sean vistas y reconocidas.
¿Es acaso eso deshonesto?
No necesariamente, si se hace de una manera ética y trasparente, sin embargo, es fácil que esto, genere un entorno donde la calidad artística pueda quedar opacada por la fuerza del dinero, ya que, el no contar con el respaldo de un estudio poderoso, sin duda afecta las oportunidades de promoción.
Adicionalmente, se ha creado una percepción de que, en ocasiones, las nominaciones están influenciadas por tendencias políticas y sociales, donde la inclusión de ciertas cintas se percibe más como una respuesta a la presión de la opinión pública o de ciertos grupos, que a una evaluación objetiva del talento artístico.
Sucediendo lo mismo con los escándalos por la falta de diversidad en las nominaciones, lo que ha puesto al descubierto a un sistema, que puede estar más interesado en ‘incluir’ que en representar genuinamente la riqueza de las experiencias del arte.
Puntos que han quedado en evidencia en ocasiones recientes, donde se han visto ganadoras a películas que, si bien importantes, no resonaron en términos de calidad cinematográfica.
La situación se complica todavía más, al muchos tener la percepción, de que los votantes de la Academia, en su mayoría miembros de Hollywood, toman decisiones que parecerían más alineadas con un círculo cerrado de artistas, que con lo que el público aprecia y valora del cine.
Quizás hoy, es el mejor momento para una reflexión crítica de los que hacen posible este importante evento, ya que, sin duda, la experiencia del cine debería ser celebrada por su capacidad de conectar y conmover, sin priorizar lo político o comercial, sino al arte genuino detrás de una gran producción cinematográfica.