El costo de la violencia en México

Alcanzar y lograr la paz ha sido uno de los anhelos de todas las sociedades a lo largo de la historia, la conformación de los distintos gobiernos se articulan bajo dos premisas:

  • El pago de impuestos, la contribución económica para determinar un piso mínimo de bienestar.
  • La renuncia al libre albedrío o la limitación al ejercicio de la libertad, con el propósito de obtener seguridad en su persona y en sus propiedades.

Analizar y alcanzar la paz requiere de metodologías de medición que permitan identificar las variables y causas que determinan los niveles de paz, entendida ésta como un concepto más amplio que la simple ausencia de la violencia o inseguridad.

El propósito de un concepto de paz integral, comprende la existencia de condiciones que además de asegurar la integridad de las personas y sus pertenencias, es el requisito mínimo para que los integrantes de un colectivo puedan desarrollar sus potencialidades y encuentren oportunidades para su desarrollo integral.

En este sentido, desde hace unos años, Steve Kellelea, empresario australiano, desarrolló una iniciativa para medir el costo económico de la ausencia de la paz, para lo que creó el Instituto Económico para la Paz (IEP), el cual cuenta hoy con índices nacionales de paz que comprende una metodología mediante la que mide diversas variables para establecer indicadores y costos de cada uno de los ámbitos en donde la ausencia de paz afecta la vida y cotidianidad de la sociedad.

Para México, el IEP ha desarrollado desde hace nueve años, un estudio que permite revisar y analizar la situación de la paz en nuestro país y determina los riesgos, costos y ventanas de oportunidades para alcanzar un estado óptimo en la paz.

Conforme a este estudio, se calcula que el impacto económico de la violencia alcanzó 4.9 billones de pesos en 2021; es decir, 21% del PIB.

Este monto es siete veces mayor que la inversión pública en salud y seis veces más que la inversión en educación.

En términos per cápita, el impacto económico fue de 38 mil 196 pesos, aproximadamente 2.5 veces el salario mensual promedio de un trabajador mexicano.

No obstante que el reporte indica que hubo una mejora marginal en el estado de la paz, equivalente 0.2% en 2021, derivado de la reducción de la tasa de homicidios dolosos en 4%, el número de estos casos sigue siendo muy alta, ya que desde 2015 se tienen contabilizados más de 211 mil muertes.

Solamente el año pasado ocurrieron más de 34 mil homicidios, un promedio de 94 muertes diarias por este motivo.

Sin embargo, la disminución en el homicidio fue contrarrestada por el aumento en los casos de agresión sexual, 22%; y violencia familiar, 14%.

Estas cifras indican que en los últimos siete años, la violencia en el hogar aumentó 93% y las agresiones sexuales 98%, lo que provocó que la tasa nacional de delitos violentos aumentara 16% entre 2015 y 2021.

Desde 2015, los feminicidios han aumentado significativamente, de 427 víctimas reportadas a más de mil en 2021, un aumento de 135%.

Esto significa que uno de cada cinco homicidios de mujeres ocurre en el hogar, en comparación los hombres, quienes son víctimas de este delito, en uno de cada 13 casos.

En palabras de Carlos Juárez, director en México del IEP, “la construcción de paz en México debe incluir además, la reducción de la corrupción, el fortalecimiento institucional y la participación de liderazgos locales”.

Para ello es necesario realizar inversiones financieras; sin embargo, la inversión de México en los sistemas de seguridad y justicia fue equivalente al 0.63% del PIB, el porcentaje más bajo de cualquier país latinoamericano o integrante de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En 2021, se redujo el gasto en seguridad pública en 9%, mientras que el del sistema judicial bajó 3%.

En contraste, el gasto militar aumentó 15%, llegando a 167 mil millones de pesos, lo que refleja la creciente dependencia de las fuerzas armadas para combatir la delincuencia organizada.

Asimismo, los efectos negativos y perniciosos de la violencia o ausencia de paz, han provocado que en México desde 2016, más de 117 mil personas han sido desplazadas por la violencia política y de los cárteles.

Aproximadamente el 40% de estos desplazamientos ocurrieron en 2021, principalmente en Guerrero, Chiapas y Michoacán.

Además, nuestro país es uno de las naciones más peligrosos del mundo para ser periodista.

Entre 1994 y 2021,142 periodistas y trabajadores de los medios fueron asesinados, y la mayoría de estos homicidios quedaron impunes.

No obstante que, México ocupa el puesto 140 en el Índice de Paz Global, entre 163 países, y el 76 en el Índice de Paz Positiva, nuestro país cuenta con las condiciones sociales que le permitirían aspirar a una paz más sostenible… si el gobierno genera políticas públicas adecuadas y la sociedad lo supervisa.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.