El transporte urbano: crónica de una muerte anunciada
Prometo solemnemente retar los dogmas, el statu quo.
Estimados detonantes, nunca he sido de esas personas a las que les gusta dar malas noticias, de hecho, esta voz iracunda es la que menos me gusta, pero también es la más idealista. No escribo para caerle bien a nadie, sino por el amor, la paz, la educación, la libertad, la justicia, la verdad, en suma, los valores.
Hoy señalo a los políticos populistas ensimismados y medios de comunicación sensacionalistas con agenda propia, attention whores, merolicos que repiten pura mafufada.
El transporte urbano se está muriendo a una velocidad vertiginosa por culpa de su vergonzoso amarillismo fosforescente, pues se oponen al muy necesario y suspendido aumento de tarifa.
La inflación y otros factores han contribuido a dicha necesidad. Estos cerebros de amiba andan por doquier exigiendo más unidades y servicio de calidad cuando no alcanza para pagarlo ni sustentarlo.
El déficit y las pérdidas han rebasado a los transportistas y, tanto ellos, como los usuarios, sufren.
Los medios de comunicación y partidos como el PRI y el PAN, a los cuales estuve afiliada (¿por qué creen que los simpatizantes los desierta?, ¡bola de inútiles corruptos!), sin ningún sustento racional, intentan frenar la justa tarifa para prestar dicho servicio que no se actualiza desde hace más de una década. Por si no leyeron bien: ¡en 11 años no se ha alzado ni un centavo!, en cuyo período, hasta el maíz, alimento de la canasta básica, ha subido.
Inevitable es “tapar el sol con un dedo” al ver una evolución ascendente estrepitosa de todos los insumos indispensables para su operación adecuada.
Para entender un poco más la situación, déjenme enumerarles un poco los costos financieros a tomar en cuenta: equipos y unidades modernas y estéticas, diésel/gasolina, llantas, partes, refacciones, afinaciones, costo de inmobiliario del almacenamiento, renta de oficinas, servicios públicos (agua, luz, teléfono, etc.), seguro por unidad, seguro IMSS por empleado, salarios, financiamientos, convertibilidad peso-dólar, impuestos, tasa de interés, y le puedo seguir a esta interminable lista, más larga que la cuaresma. En fin, todo ha subido, vean las facturas, ya nada alcanza. ¿De quién es la culpa, gobierno deficiente? ¡Carraspeo! y todavía ¿¡éstas gentes inconscientes se indignan!? ¡De veras! Rechazar la tarifa del transporte es tan ridículo que, si el payaso Globito viajara en un globo llamado “Inflación” llegaría más allá de la estratósfera y de la luna a un expoplaneta del que no hay retorno. Impensable, pero cierto, ¡así las cosas, gobierno de miércoles!
No se necesita ser Einstein para entender el problema. Por fortuna, las matemáticas son exactas y claras no hay engaño: las cifras hablan.
Es bien sabido que, cuando un gobierno, partidos o medios de comunicación se muestran totalmente incapaces por sus pésimos análisis, opiniones, métodos y administración, buscan a un culpable, y éste, predictiva e invariablemente, siempre será el empresario. Usaré otra frase del gran estadista y líder, Churchill para hacer una analogía interesante:
Conclusión desfavorable: el pueblo no tiene salvación en manos de un dominante apaciguador.
En otros países más avanzados, los gobiernos asumen y subsidian con inteligencia y responsabilidad el transporte público porque todos saben que, como negocio, es una pérdida. Pero en Nuevo León funciona diferente: los políticos se lavan las manos con tal desfachatez como lo hizo Poncio Pilato con el Mesías y parece que siguen sin entender lo que el pueblo requiere que es justicia, capacidad, honestidad, avance, resultados que beneficien a todos, que no salgan crucificadas las víctimas.
Por supuesto, jamás serán ellos con su poder enfermizo.
Atención, el lema del Congreso de la Unión lo dice claro: “La patria es primero”. Quitémonos el velo, abramos los ojos y veamos bien: la nación es prioridad para los populistas y demagogos, pero solo para sus carteras, pues han explotado, exprimido, abusado y saqueado a México desde la conquista española.
Muchos gobernantes y partidos son el cáncer de la sociedad, parásitos, rémoras, monstruos. Es un clásico: para que el pueblo no deponga, encarcele o linche a los funcionarios, partidos o medios responsables, estos traidores utilizan artimañas maquiavélicas para encontrar un chivo expiatorio y ese siempre será el empresario, la fuente del trabajo.
¡Bola de tarados!, consideran a la iniciativa privada como una vaca. A propósito de esto, ¿cómo piensan ordeñarla si la matan?
No puedo encontrar mejores palabras para describir la posición del empresario que las que fueron acuñadas, de nuevo, por Churchill:
A todos se les olvida que el empresario forma parte de los gobernados, del pueblo, de la patria, de la nación. Su interés y mejor disposición es avanzar, ayudar a que el país prospere. Desea que a todos nos vaya bien, pues, si no gana el pueblo, el empresario, que es parte de él, tampoco gana.
La actual tarifa es insuficiente, situación imposible. Se necesita actuar, poner las cosas en un orden justo, aunque cueste la popularidad de los políticos, nuestros sirvientes.
Hasta mi empleada está de acuerdo con el llamado “tarifazo”, pues el camión debe detenerse por ella a tiempo, brindarle comodidad, no trasladarse como sardina enlatada, en el calor o frío, con la facilidad del internet y, sobre todo, seguridad. Prometí ayudarla y a su familia, prometo ayudarnos, como sentencia mi epígrafe. También dedico este artículo a toda la gente que espera en filas durante horas a los camiones; a mi papá y a mis hermanos, incansables empresarios, son los primeros en levantarse y los últimos en irse a dormir.
Al no permitir la actualización de las tarifas para poder brindar un mejor servicio, se logra lo contrario: la aniquilación rotunda del transporte urbano, inseguridad y la proliferación de taxis piratas.
Les recuerdo que los gobernantes fueron elegidos para dirigir y sacar a Nuevo León adelante, para servirnos a todos por igual. Esto no es un certamen de belleza ni de oratoria, señoras y señores. ¡Ya basta de la egocéntrica imagen que los caracteriza, Nuevo León no gira alrededor de estos satélites basura!
Los noticieros y mugres políticos por igual se la han pasado golpeando la propuesta a la que le llaman “tarifazo”. Adrede usan vocabulario alarmista para encausar, manipular a las masas. La hacen sonar como una m@driz@. Estoy de acuerdo, pero si se enfoca a su imagen de narcisos. ¡Pum!, knockout, looseritos.
La última vez que se vio un aumento de la tarifa fue en el 2013. Desde entonces el precio del combustible ha subido más que una manada de ballenas comiendo donitas 24/7. Sin embargo, la tarifa sigue igual. La mayoría no está enterada de que las rutas de transporte urbano no son financiadas por el gobierno del estado, sino por la iniciativa privada.
En cualquier otro negocio, si la materia prima sube, el precio de venta sube, así de sencillo. Pero éste no es el caso en el transporte. Terribles pérdidas en dinero y en camiones irreparables por falta de recursos han mermado esta importantísima arteria. Más que un luchador contra Mike Tyson, el empresario ha aguantado la misma tarifa año tras año, una verdadera impotencia adquisitiva. Surprise surprise!: Fueron engañados para mantener el transporte que ya era deficiente, ¡no hay utilidad alguna! ¿No me creen?
Vamos a echarnos un clavado en el pasado, ver nomás la inflación cómo nos ha afectado. Según el Banco de México, en el 2013 (que fue la última vez que aumentó la tarifa), la inflación subió 3.62%. En el 2014 subió 4.17%; en el 2015 aumentó 2.21%; en el 2016 subió 3.31%; en el 2017 se vio la mayor inflación en 17 años: 6.77%; and so on… Ya me dio flojera seguir con los resultados deficientes de los morenistas, la 4T y su brillante idea para un México cuasicomunista.
Con todo irrespeto, estos políticos malitos, cabezas de chorlito alegan que no es posible aumentar la tarifa cuando todas las unidades son chatarra, carecen de aire acondicionado, están sucias, no se les da mantenimiento, no tienen buena frecuencia de paso, sin impuntuales, etc.
¿Cómo van a mejorar, si el gasto de operación que implica en la actualidad no sale? Hello?!?!? ¡Hasta un niño de primaria puede hacer la aritmética!
Ahora bien, ¿cuáles son las intenciones del gobernador? Desconozco si ya se metió al negocio o nada más acaba de abrir los ojos ante el inminente colapso porque antes se oponía al aumento rotundamente, por imagen, claro está. ¡Hipócrita!
En un escenario sumamente optimista, se pierden fuertes cantidades y eso que ni me quise meter a detalle porque el número de palabras no alcanza, pero los transportistas están en números rojos desde hace mucho tiempo. No se pide el incremento de la tarifa por codicia, simplemente los gastos operativos, más los impuestos que desaparecen en la burocracia gubernamental, los rebasan. Ahora bien, el estado se lava las manos, tampoco quiere subsidiar porque eso significaría aumentar los impuestos, medida impopular por excelencia.
No sé ustedes, queridos lectores, yo quiero ver un estado próspero, con crecimiento y transporte de primer mundo. Para eso se necesitan recursos, hacer justicia natural, el apoyo de todos para dar un servicio de primera.
Actualmente, la tarifa se dicta por un entorno político, no por un entorno económico. Debería de existir un organismo autónomo, libre de rémoras, donde participen técnicos, economistas y universidades para tomar decisiones, pero la 4T se está encargando de destruir dichos organismos. El hecho es que, si no se aumenta la tarifa, el transporte se va a tener que paralizar y eso sí sería el caos total.
Invito a que escuchen a don Ramón Alberto Garza de Código Magenta:
Quien puso ese pésimo y desatinado título sensacionalista, “Tarifazo disfrazado”, se le acabó la creatividad. Por todas las causas ya mencionadas, de haber estado en una corte de justicia estadounidense, si yo hubiese sido la abogada del “Diablo empresario”, me verían levantarme a reclamar: “Objection, misleading!”.
No seamos presas de una locura colectiva, comportamiento de manada, al dejarnos llevar por las oscuras agendas políticas, frases populistas, la inservible demagogia, el amarillismo de los periódicos que influencian y mal informan sobre temas tan delicados como éste, pues nos afecta a todos, transportistas y usuarios.
Muchas cosas tienen que cambiar y se pueden mejorar, pero para ello se requiere la participación de todos. Como escribió mi querido Plácido la calavera que me describe: