En el estilo personal de gobernar, los jóvenes se distancian
Bravucón, desordenado, el gobernador constitucional Samuel Alejandro García Sepúlveda se traduce en “chingonetas”: caricatura de He-Man, ya tiene el poder.
Niño pleno, Luis Donaldo Colosio ve más allá de lo evidente.
Samuel Alejandro vocifera; Luis Donaldo ahuyenta la voz.
Históricamente hay marcas. Nuevo León no es marca; Monterrey es marca.
Nadie habla de reineros; todos, de regios. “Regios wey”, “Avanzada regia”, “Ya no estoy aquí”, “Cindy la Regia”.
Nuevo León carece de estilo y estilete.
No hay marca Nuevo León, a pesar o en contra de las camisetas samuelinas, que no son samueleoninas, aunque, quizá, leoninas.
En el ejercicio del poder, Samuel Alejandro excede lo inútil.
Dice mucho y hace nada. Lo suyo es el exceso verbal.
Ladra, no muerde; aúlla, no destroza. Niñito de golf, no da un hoyo en uno.
¿De qué sirve que diga y denuncie si las denuncias no han procedido?
Samuel Alejandro no es gobernador porque gobernar desde los medios no es gobernar.
LDCR
O actúa o nada es. Luis Donaldo Colosio contrasta. Ni ceder ni conceder: actuar. No suspira como Samuel Alejandro: respira.
Luis Donaldo, aspira. La rapidez destruye, la paciencia construye.
La Presidencia de la República no hace República.
A veces la ajenidad no convierte en historia.