Hereje. (Hereje/ EUA, Canadá/ 2024)
Hereje es una película de terror psicológico con dos misioneras mormonas encerradas en la casa de un loco que las quiere destruir física y espiritualmente.
La sorpresa es ver a Hugh Grant como el Sr Reed
Grant ha hecho papeles dramáticos en otros filmes, pero ahora se luce como el loco filosófico con agenda misteriosa que juega al gato y al ratón con la hermana Barnes y la hermana Paxton (Sophie Thatcher y Chloe East).
Mucho es ver a las misioneras solitas poner pie en el infierno que ha construido Reed y mucho es ver el debate filosófico y teológico que se desata en la antesala a ese infierno mencionado.
Ver sin revelar nada, como poco a poco el habitante de la casa va degenerando de un señor simpático a un loco total que alega conocer cual es la única religión verdadera y de ahí parte todo el caos.
El tremendo apocalipsis (en el sentido de revelación) que viven ambas hermanas en su sentido religioso que cimbra su existencia, darse cuenta literalmente que la fe y el escepticismo las lleva al mismo lado, que convicción y pecado pueden vivir de la mano y que el espíritu que creen es indomable, puede ser aplastado en un abrir y cerrar de ojos.
Hereje a como es trabajado por los directores y guionistas Scott Beck y Bryan Woods parte de la ironía de las sectas religiosas que tanto hostigan tocando la puerta pregonando “tengo la salvación en mano” y qué pasaría si ahora es al revés, tocas en la puerta de la perdición.
La increíble fotografía de Chung-hoon Chung (El Misterio de Soho, 2021) que nos mete hasta el último rincón de la laberíntica casa, los claustrofóbicos espacios, retratando las emociones en las caras de los personajes y me encantó como evoca de El Resplandor (1980) la escena del laberinto, ahora retratando de forma similar a los personajes caminando por una maqueta de la casa.
(A propósito de ese clásico de los genios Stanley Kubrick y Stephen King, vean esta foto.)
A la larga la película pone en balance como se pueden hacer cosas que la fe frena, pero se pueden hacer “torciendo las reglas, haciéndose los tontos” pero hay veces que de verdad se debe hacer a un lado la convicción para salir adelante.
Pero de la misma forma que un espíritu vencido pierde su convicción, igualmente se puede recuperar la fe en una fracción de segundo.
Tienen razón en la película, no es un juego de ajedrez lo que se juega entre las misioneras y el Sr Reed, es un juego de damas chinas y es la primera vez que las damas chinas lo pone a uno al borde del asiento, esperando el horror nos depara cada escena.