La Alameda, heredera del Paseo del Prado

Agustín Gutiérrez Canet DETONA desde Madrid, cómo la luz vespertina cambia por minutos el tono dorado sobre el centro de la ciudad, al estar en el mirador de la azotea del antiguo Palacio de Comunicaciones.
PRESIONA YEscucha

Al pasar por la Plaza Cibeles me atrajo el antiguo Palacio de Comunicaciones, hoy Alcaldía de Madrid.

“Paisaje de la luz”, así se titula justamente la exposición en este edificio sobre el Paseo del Prado y el Parque del Buen Retiro, declarados por la UNESCO patrimonio cultural de la humanidad.

 El conjunto del paseo y el parque ha sido clasificado como paisaje cultural al reunir cultura y naturaleza en un espacio urbano, resultado de cuidadosas transformaciones a lo largo de cinco siglos.

En el Paseo del Prado, bajo la sombra de camellones arbolados, se agrupan paraísos culturales como el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza.

 Al recorrer la exposición, aprendí que en 1592 la Alameda de la Ciudad de México fue construida inspirándose en el modelo del Paseo del Prado de Madrid.

La Alameda novohispana a su vez influyó en el trazado de otras alamedas en Hispanoamérica como la de los Descalzos de Lima, Perú, según se informa en la cartela.

Agrega que durante el siglo XVIII, la reforma del Paseo del Prado de Madrid en 1765 se convirtió en referente para los paseos que comenzaron a erigirse en varias ciudades hispanoamericanas.

Así surgieron en México el paseo de Bucareli, la alameda de Querétaro y las de Veracruz y Mérida.

Cabe destacar un detallado proyecto de jardín botánico de 1788 en la Ciudad de México, regado con canales simétricos de agua procedente de la Fuente de Belén, en Chapultepec, que nunca se realizó:

"Plano del terreno destinado para ser Jardín Botánico, contenido entre las dos Calzadas del Paseo nuevo de Bucareli al Norte, y al Oeste, la Calzada de Chapultepec al Sur, y la Zequia de Belem al Este. Contiene este sitio 317,768 varas quadradas”.

Plano del terreno destinado para ser Jardín Botánico, contenido entre las dos Calzadas del Paseo nuevo de Bucareli al Norte, y al Oeste, la Calzada de Chapultepec al Sur, y la Zequia de Belem al Este. Contiene este sitio 317,768 varas quadradas.

Ignoramos por qué dicha obra no se llevó a cabo, pero al comparar el plano con el mapa actual de la ciudad, el predio que iba a ser destinado a jardín botánico corresponde a la manzana que en gran parte ocupó el diario Excélsior, en la esquina de Bucareli y Paseo de la Reforma.

 Sin embargo, nuestra Alameda ya no tendrá álamos sino otras especies, pero sigue siendo un paseo abierto de la historia nacional, de la vida política, cultural y social de México, tal como lo interpretó Diego Rivera en “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.

  • Desde Hernán Cortés a Porfirio Díaz.
  • Desde Benito Juárez a Francisco I. Madero.
  • Desde el “peladito” hasta el “fifí”.

La Alameda tiene su propia fuerza cultural, inspirada en el modelo del Paseo del Prado, acción conjunta del hombre y de la naturaleza, al estar circundada por el Palacio de Bellas Artes, el Museo Franz Mayer, el Museo Kaluz, el Museo Mural Diego Rivera, el Museo Memoria y Tolerancia y el Museo Nacional de la Estampa.

La Alameda forma parte insustituible del centro capitalino, patrimonio cultural de la humanidad, orgullo de los mexicanos.
Detona esta publicación de Milenio, con autorización de su autor.
Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).