La amenaza muda
Abordaron el greyhound, la última estación en Chicago.
La mitad de la familia política ya lo esperaba, hicieron gran fiesta con platillos mexicanos.
No era para menos, dos semanas perdido en el corazón de la nación.
Desde el ejido perdido en el altiplano mexicano.
- Ya estás entre los tuyos.
- Vas a comenzar a ganar en dólares.
- Los tiempos de malas acabaron.
Lo instalaron en recamara con el menor de los niños, por mientras.
Tenemos muchos contactos para chambear. Es dura la faena.
Si le atoras en unos meses ya traes trocka nueva.
Así lo hizo.
Comenzó a descansar solo los domingos, a visitar las cantinas de migrantes; conoció muchos compas, las historias idénticas.
Con la bebida llegaron las muchachas.
Chicanas con papeles buscando hombre.
Una de ellas lo eligió para ser su tercera pareja en la vida, apenas a sus 25 años ya vivía de la seguridad social.
Con la mudanza perdió contacto con la familia política.
Ya menos envíos de dinero para cubrir los gastos cotidianos.
Su cuñado le visitó en la obra.
Se sinceró con él. Mira, ya no regreso a México, además, mi nueva señora nos tiene atrapados, dice si la dejo le hablará a migración; les dará todos los datos, incluyendo los de ustedes, nos van a deportar para siempre.
Ni modo.
Voy a aprender de los errores, se los juro.