Lo que molestó de Luis Donaldo
Los comentarios en redes sociales no se hicieron esperar. Le llegó al Alcalde una lluvia de cuestionamientos por su aparente pasada de copas, la gran mayoría reprobando los hechos.
Sin embargo, entre las personas que lo defendieron se encuentra su amigo y diputado federal, Agustín Basave, quien escribió un twitter diciendo, entre otras cosas que a Colosio se le juzgó con facilidad y severidad y esto se entiende “sobre todo ahora, en el contexto de la antesala del 24… No le tienen miedo, le tienen PAVOR…”
Por su parte el periodista Hernán Gómez escribió también en su cuenta de Twitter:
“Ya no molesten a Colosio por haberse tomado unos cuantos tragos en viernes por la tarde. El que esté libre de culpas que tire la primera piedra… Además ni que las reuniones de Cabildo importaran tanto”…
Tanto Agustín, como Hernán tienen razón en ciertos argumentos. En el caso de Basave, sin duda el comportamiento de Colosio dio pie a que algunos de sus opositores políticos aprovecharan para hacer leña del árbol caído…
En el caso de Gómez, coincido con él en que miles de personas se avientan borracheras y por eso nadie puede juzgar tales comportamientos.
Pero...
...A mi me parece que más allá de las respetables opiniones de ambos, hay algo más profundo que nos molestó a buena parte de los regiomontanos.
Al leer algunos de los comentarios en redes daba la impresión que numerosas personas NO cuestionaron la borrachera de Colosio, su indignación se dirigió más bien hacia algo más:
- Que el Alcalde estaba en horario de trabajo.
- Que no se preparó para su junta.
- Que viajó a Nueva York con viáticos de nuestros impuestos.
- Entonces no viajó como un ciudadano cualquiera, sino con la investidura de Alcalde regiomontano.
- Que esa investidura no la respetó.
El caso es que entiendo el alcance de este tipo de escándalos de los políticos y más aún de los más famosos, siempre son la mejor excusa para que el enemigo se de vuelo difamándolos y echándoles tierra de más.
Independientemente de lo anterior, es preciso que Luis Donaldo aprenda la lección, recapacite en el cargo que tiene en sus manos y en la esperanza que pusieron en él los ciudadanos de Monterrey que le dieron el voto.
Los mexicanos ya estamos cansados de tantos y tantos gobernantes que llegan al poder sin comprender la regla número uno del juego: Las responsabilidades de ese tamaño conllevan sacrificios del mismo tamaño.
O en palabras de Abraham Lincoln: “No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy.”
Sólo nos queda decir: Ojalá este desagradable episodio haya servido al menos para que Colosio le dé un giro de 180 grados a su gobierno, deje atrás los errores cometidos, e inicie un nuevo camino buscando lo mejor para la capital de Nuevo León.
Ah! Por cierto, que no es precisamente instalando la agenda de género...