México, estancado por la violencia

En tres décadas la economía mexicana permaneció casi estancada y, peor aún, aumentó la pobreza.
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En 1990, México alcanzó un PIB per cápita de 15 mil dólares, muy por encima de Polonia, Rumanía, Malasia y Turquía.

Treinta años después, en 2019, esos cuatro países lograron mayores ingresos al nuestro, de 27 mil hasta 36 mil dólares, pues México obtuvo solo 20 mil dólares, de acuerdo con el Banco Mundial.  

MÁS POBRES

Por otro lado, el número de mexicanos en situación de pobreza pasó de 51.9 millones a 55.7 millones entre 2018 y 2020, es decir, 3.8 millones más de pobres, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Resultados nada halagadores para un gobierno cuyo principal objetivo es dar preferencia a los pobres.

Aunque la caída se debe en buena medida a la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, subsiste la razón fundamental del estancamiento, vigente desde el neoliberalismo: la inseguridad.

Si la nación no puede mantener el monopolio sobre el uso de la fuerza y ​​no hace cumplir el estado de Derecho, no puede tener una economía que funcione bien, ya sea neoliberal o socialdemócrata.

Ningún programa social podrá ser sostenible económicamente a largo plazo si al mismo tiempo se permite la impunidad a los criminales y se tolera su poder de corrupción, pues bajan las inversiones en un ambiente inseguro. 

CRIMEN AVANZA ANTE UN GOBIERNO COBARDE

Es indignante la creciente tendencia por la cual el crimen organizado somete a los ciudadanos indefensos ante un gobierno cobarde.

Ahí está el ejemplo de la alcaldesa de Tijuana, quien pidió a los comerciantes que paguen las extorsiones de los delincuentes para evitar violentas represalias al resto de la población.

En lugar de ser destituida inmediatamente por no proteger a todos los ciudadanos, ella sigue tan campante.

El gobierno se debilita y se empobrece, mientras que el crimen se fortalece y se enriquece.

Como el cáncer, los cárteles de la droga avanzan territorialmente; ahora controlan el 35% según expertos, con la complicidad de políticos cuyas campañas son financiadas, mientras que diversifican sus actividades ilegales desde la trata de personas hasta las ventas de aguacate.

El desgaste del orden constitucional permitido por las autoridades podría tener graves consecuencias políticas para el país, si no se pone freno, pero la sociedad está desinformada por propaganda y rumores, que le dificulta tener conciencia de la realidad.

Sin leyes no hay progreso.

https://noahpinion.substack.com/p/mexico-a-development-puzzle

Así concluye el experto Noah Smith, ex columnista de Bloomberg, en su artículo México: un rompecabezas del desarrollo.

Según el economista, además de la carencia del estado de Derecho, existen otras razones por las cuales México no ha crecido lo suficiente:

  1. Poca oferta de crédito bancario.
  2. Infraestructura deficiente en electricidad y telecomunicaciones.
  3. Competencia china.
  4. Sobrerregulación.
  5. Demasiados negocios informales que no pagan impuestos.
  6. Mala educación.

El monto de la economía real de México seguirá distorsionado por la corrupción y el crimen, pues el peso exacto de ambas se desconoce por ser ilegal.

Por el otro lado, las remesas contrarrestan en buena medida las deficiencias económicas y sociales del país.

Con menos violencia se podría impulsar el crecimiento de México.

Un ambiente seguro es indispensable para invertir y crecer al potencial de un gran país como lo es México.

Se reproduce el texto publicado en Milenio, con la autorización del autor.

Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).