Trabajadores nómadas internacionales
La pandemia provocada por el COVID_19 impactó decisivamente el mundo y la cultura laboral.
El confinamiento obligó a que muchas empresas que se resistían a la digitalización, migraran con urgencia al desarrollo de plataformas digitales que permitieron la continuidad de sus actividades y mantener ciertos niveles de productividad.
Sin embargo, para las empresas con mayor elasticidad y un mayor desarrollo digital, la contingencia permitió o favoreció la contratación de trabajadores extranjeros, quienes desde sus casas mediante conexiones remotas se incorporaron a la plantilla de grandes empresas multinacionales.
Este fenómeno dio lugar a los trabajadores nómadas digitales, quienes desde su casa, o mediante traslados o mudanzas físicas a centros urbanos más favorables, con visas de trabajo temporales participan en proyectos específicos o por tiempo determinado donde se desempeñan con eficiencia.
Este fenómeno provocó dos cosas fundamentalmente:
- Acceder a capital y talento humano que retroalimentó sus actividades y aportó nuevas visiones y mejoras, sin que ello requiriera una inversión en habilitación de espacios físicos, financiamiento de desplazamientos y costos asociados
- Contar con habilidades profesionales que mantuvieron o incrementaron la productividad de determinados proyectos
Todo fue un ganar-ganar
Esta práctica ha impulsado el desarrollo inmobiliario de determinados centros urbanos que se caracterizan no sólo por costos económicamente accesibles en la renta inmobiliaria, sino por desarrollo urbano, fiabilidad de sus redes digitales y eléctricas que permiten una conexión continua o con fallas mínimas sin que afecten la productividad.
Destacan Melbourne y Sidney, ambas en Australia; así como Wellington en Nueva Zelanda, como las ciudades más atractivas para establecerse como trabajador global remoto o nómada digital.
En este ranking, la Ciudad de México ocupa el lugar 78 entre 80 ciudades, lo cual expone el potencial que tiene la capital del país, si se desarrollan las políticas laborales y aseguran la conectividad, ya que la calidad y nivel de vida puede favorecer el establecimiento de estos trabajadores, dada la posición geográfica privilegiada que tenemos con la economía más grande del mundo.
Cabe señalar que para este tema no es necesario dimensionar la tarea como una política de ámbito nacional, no porque no sea necesario (de hecho existen centros urbanos con enorme potencial como sedes digitales como puede ser Tijuana, Monterrey, Querétaro y Guadalajara); lo importante es trabajar y pensar de forma local.
Desarrollar estrategias de seguridad, de fortalecimiento inmobiliario, de modernización y actualización constante de conectividad, además de mejorar la prestación de servicios básicos, son tareas que comienzan desde las presidencias municipales y alcaldías.
Si bien el futuro y las nuevas dinámicas de interacción nos han introducido en un mundo hiperconectado, con cadenas productivas claras y segmentadas para un producto determinado; también es cierto que la competencia tiene un cariz local, es decir, el país requiere lograr consolidar instituciones e infraestructura que atiendan los problemas locales e inmediatos de los ciudadanos para garantizar un potencial económico a largo plazo.