CDMX, Arturo y Doña Osvelia

José Luis Galván Hdz. DETONA: Salgo de mi departamento en Arizona 35, colonia Nápoles. Decido caminar sin rumbo, solo para hacer un poco de ejercicio en la mañana.
Evito las grandes avenidas, Insurgentes y Viaducto.

No quiero perderme en el ruido, solo quiero quedarme aquí, en este cuadrante de calles pequeñas, de edificios de departamentos y alguna que otra casa que resiste el paso del tiempo. 

  • Unas voces agudas, infantiles, me llaman.
  • Me llevan a una esquina donde una jacaranda desafía al invierno con sus primeras flores moradas. 
  • Su sombra, su presencia me arrastran en un viaje sensorial a mi primer hogar en la Ciudad de México, hace más de treinta años.
  • Sin querer, ya estoy ahí, frente a Illinois 11.
  • Ahí viví con Arturo, un gran amigo.
  • Sonrío al recordar esos días compartidos.
  • Mi mirada se posa en el colegio La Florida, que sigue ahí.
  • Luego, mis ojos regresan al jacarandá y, sin darme cuenta, suben hasta el cielo.
  • Allá, entre las nubes, donde vive ahora Arturo. 
Hace unos meses volví a esta inmensa ciudad.

Un nuevo trabajo me trajo de regreso.

Si antes me parecía caótica pero hermosa, hoy lo confirmo y lo sufro a partes iguales.

El caos es más denso, el cielo más lejano, atrapado entre rascacielos.

Pero la belleza persiste: en los árboles, en los jardines verticales que trepan por los edificios, en las flores que siguen embelleciendo las calles. 

Mi olfato me guía a los mercados.

Ahí, los aromas se entrelazan: el aceite caliente, las fritangas, las especias, las flores.

Todo me sabe a pasado.

Me siento a comer una quesadilla –sin queso, como es en la Ciudad de México– rellena de huitlacoche y otra de longaniza.

A mi lado, en un eco de la memoria, Arturo brinda con una cerveza.

La marchanta me lee el pensamiento:

—Si quieres, puedes traer una chelita de la tienda y tomársela aquí. Sonrío.

Como si el destino jugara con los recuerdos, como si la ciudad me susurrara al oído. 

En estos días de febrero, caminé y me reencontré con la CDMX.

No solo con sus sabores y olores, sino con sus fantasmas.

Porque aquí todo cabe: el smog, el ruido de los cláxones, los murmullos del viento que arrastra memorias. Aquel día, sin pensarlo, llegué a Illinois 11.

Lloviznaba.

Mientras cubría mi celular de la lluvia, apareció una notificación en la pantalla: Facebook me recordaba que era el cumpleaños de Arturo. Sonreí.

Pero no pude evitar que una pequeña lágrima se mezclara con las gotas de agua en mi rostro. 

La inmensidad de la CDMX no se mide solo en kilómetros ni en millones de habitantes.

Se mide en los recuerdos que alberga.

Y esos, a veces, llegan hasta el cielo. Justo ahora, mientras escribo este artículo, me entero de que un alma ha partido hacia las estrellas.

  • En algún rincón del cielo, Arturo sonríe, porque su madre, Doña Osvelia, ha llegado a reunirse con él.
  • Bailan juntos sobre el cielo de la CDMX.
  • Ahí donde ella vio la luz por primera vez.
  • Ahí donde Arturo cerró los ojos por última vez. 
José Luis Galván Hernández

José Luis Galván Hernández es originario de Monterrey, N L. Licenciado en Derecho y Ciencias Jurídicas y estudios de maestría en Letras Españolas, ambos por la Universidad Autónoma de Nuevo León; Máster en Derecho Público por la Universidad de Valencia, en España. Tiene estudios de artes dramáticas en la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras, así como en el Centro de Capacitación Artística de Televisa. Ha escrito varias obras de teatro como: “Una Historia en común”, “Desde un Teatro”, “La alegría del querer”, “El Zoológico del futuro”, entre otras. Escritor de la biografía de “Pepe Maiz, su vida hasta extrainnings”. Actor, editorialista, productor de teatro y televisión. Además ha laborado  como funcionario público por más de treinta años en el ámbito cultural, desarrollo humano, entre otros, a nivel municipal, estatal y federal. Fue Diputado en la Legislación LXXIII del H. Congreso de Nuevo León. Desde el año 2009 es editorialista en diversos periódicos reconocidos, tanto en medios digitales como impresos.