Cresencio Sandoval, empresario con uniforme de general
El conocido y multimillonario empresario originario de Ensenada, Baja California, Luis Cresencio Sandoval, encargado de la construcción del Tren Maya, salió, siete días después, a decir que el descarrilamiento del vagón 6 se debió a que no tiene sistema automático, sino mecánico.
Es decir, indirectamente culpó al conductor que, para variar, éstos tampoco han recibido la capacitación para conducir un tren de alta velocidad.
El empresario, que en sus ratos libres se jacta de ser el Secretario de la Defensa Nacional
El mero mero jefe de las fuerzas armadas, dio la explicación este 2 de marzo en la mañanera, protegido por el protagonista del reality que cada día ven menos mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, quien había deslizado la idea de un boicot de sus enemigos de la derecha, izquierda, centro y hasta de su némesis Felipe Calderón.
Ese mero mero lo hizo quedar mal ante sus críticos y periodistas que han documentado el exceso en el gasto de su insigne obra y de la mala calidad en el balastro que, por cierto, vendió el amigo de Andy y Gonzalo López Beltrán, Amílcar Olán, a su socio, el Ejército.
Ataviado con su uniforme verde olivo y botas altas, el general, hoy convertido gracias a López Obrador, en un muy próspero empresario de la construcción no sólo del Tren Maya, sino de carreteras, aeropuertos, hospitales, inmuebles y lo que venga de aquí a octubre, mostró su nerviosismo e inseguridad al afirmar que el percance fue derivado por la falta de fijaciones mecánicas de los tornillos que permiten el cambio de vías con el mismo riel.
¡Vaya! diría mi abuelita “lo que mal se hace mal termina”. Y ni como contradecirla.
Este Tren del sureste que por coincidencia pasa muy cerca del rancho “La Chingada” del presidente tabasqueño, desde sus inicios estuvo marcado primero por el terrible ecocidio que le valió “madre” a López Obrador al partir la selva, derribando más de 4 millones de árboles de distintas especies, de matar animales silvestres y contaminar cenotes sagrados para la naturaleza y pueblos indígenas.
En segundo, por los actos de corrupción que han sido más que evidenciados por colegas y ambientalistas que han arriesgado su vida por detener ese homicidio doloso al medio ambiente.
¡Ah!, pero eso no importó, lo prioritario fue construir esa gran máquina que en el percance del 25 de marzo corría a 10 kilómetros por hora, porque resultó un jugoso negocio para la familia presidencial, para Cresencio Sandoval, para los demás empresarios que mucho o poco han ganado con el famoso tren.
Bueno, hasta la comadre del presidente López Obrador, Florencia Serranía, si, la responsable de la caída de la línea 12 del Metro en la Ciudad de México, tuvo participación económica en el Tren Maya.
Amigos lectores de Detona, no es que quiera ser una crítica a ultranza de las acciones del tabasqueño, es que la realidad grita todos los días y a todo momento:
¡Hey, aquí! Y volteamos ante su llamado y vemos que todo lo emprendido por AMLO lleva un gran signo de pesos, de cash, de mentira y de traición
¿A qué me refiero?
Cuando el presidente, aconsejado por Rogelio Jiménez Pons, de construir el Tren Maya, que también ha beneficiado al ex chofer de AMLO, Nicolás Mollinedo, por tener, casualmente muy cerca de las estaciones donde hace parada, un terreno de varias
miles de hectáreas heredadas, prometió que esta máquina que sufre diferentes enfermedades como demencia senil, porque tarda hasta seis horas en llegar, sería para ser usada por los pobres del sureste del país.
- ¿Indígenas?
- ¿Campesinos?
- Agricultores?
Mintió como es su costumbre, el costo del boleto supera los $1,000, por lo que para ellos es imposible pagarlo
Lo peor de todo es que para concluir su negocio familiar, el presidente López Obrador ya ordenó al empresario Cresencio Sandoval que expropie una serie de inmuebles de gente pobre que les estorba y les serán pagados hasta en abonos y a un precio tan
bajo que ni para diez bultos de fertilizantes les alcanzará.
Mi duda es si en cualquier momento le brinca al al general-empresario Sandoval una casita como la que se compró Rocío Nahle en Boca del Río, en Veracruz…
O, lo más grave sería que de un percance mecánico pasara a un accidente con pérdida de vidas humanas.