Decepciones Presidenciales 2024: Más de lo mismo...
El próximo año, los mexicanos tendremos que elegir al próximo presidente de la República.
Sin embargo, la oferta política es tan pobre que muchos se preguntan si vale la pena votar.
Por un lado, tenemos a Morena, el partido en el poder, que no ha cumplido con sus promesas de cambio y que ha decepcionado a muchos con sus escándalos de corrupción, mal manejo de la pandemia y su autoritarismo para imponer su agenda.
Por otro lado, tenemos a la oposición (opo.) que tampoco ofrece una alternativa creíble ni atractiva, no tiene proyecto de nación; sus candidatos son puro recalentado de microondas del PRIANRDismo con pasados cuestionables; no tienen liderazgo, credibilidad, soluciones, no aceptaron renovarse y al parecer no tienen proyecto de nación.
Tristemente la opo. cree que con criticar a AMLO y a Morena es suficiente para ganar la simpatía de los ciudadanos.
Y lo más decepcionante es que la opo. se encargó de darle sustento a la narrativa de AMLO de que el PRI y el PAN son lo mismo, prueba de ello el PRI-PAN-PRD están de best friends 4 ever en una alianza Frankenstein política a la que algunos le llaman PRIANRD.
¿Qué nos queda entonces?
¿Resignarnos a elegir entre el mal menor o el menos malo?
¿Anular nuestro voto o abstenernos de participar?
¿Esperar a que surja un líder que nos saque del atolladero?
No, ya que eso sería caer en la apatía y el conformismo.
Lo que necesitamos es tomar conciencia de nuestro papel como ciudadanos y exigir a los partidos políticos y representantes que postulen a candidatos civiles o líderes sociales honestos y comprometidos con el bien común, que respeten la ley y la democracia.
La gente ya está harta de Amlitos Morenos (PRI) y Markos Corteses (PAN), sin demeritarlos, pero es tiempo de los ciudadanos. La política de antaño ya jugó los 90 minutos reglamentarios y está desahuciada, es hora de que se vaya a los vestidores para que entren nuevos jugadores a la cancha para jugar los tiempos extras y ganar el partido.
Es necesario impulsar nuevos liderazgos: desde la sociedad civil, desde los pueblos, ciudades, estados, desde los movimientos sociales, desde las organizaciones no gubernamentales, desde los medios de comunicación, desde las universidades y desde las empresas.
Liderazgos que realmente quieran aportar toda su capacidad y entrega por el bien del país y sus ciudadanos, interconectados con las necesidades de la gente más pobre, la clase media y la clase alta, que erradiquen la polarización y el desencuentro, fomentando la unión como nación, con una visión de futuro, que sepan dialogar y consensuar, que sean honestos y capaces, que sepan aprovechar las oportunidades y enfrentar los retos que tiene México.
No nos dejemos engañar por los discursos vacíos ni por las falsas promesas. No nos conformemos con lo que hay ni con lo que nos quieren imponer. No perdamos la esperanza ni la confianza en nosotros mismos.