Demagogia de Maduro por Guyana
Al nacer a la vida independiente, los países hispanoamericanos, herederos del territorio de la corona española, tuvieron que definir límites borrosos, pues en un inicio todos estaban bajo la soberanía del reino de España.
Por ello, a partir del inicio del siglo XIX la historia de las relaciones interamericanas está plagada de conflictos territoriales, resueltos por la fuerza militar o por el derecho internacional, algunos de los cuales aún persisten.
A fines del siglo XIX, paradójicamente el gobierno de Venezuela solicitó a Estados Unidos revivir la extinta Doctrina Monroe para frenar la presencia extraterritorial del Imperio Británico en la franja oeste de la Guayana Británica (hoy Guyana) reclamada por los venezolanos.
En consecuencia, el presidente estadunidense Grover Cleveland propuso una solución justa y honorable a la disputa territorial a través del arbitraje, pero el resultado no fue justo ni honorable para Venezuela.
El tribunal del arbitraje reunido en París emitió su laudo en 1899 otorgando casi el total del territorio en disputa a los británicos.
Con toda razón, Venezuela denunciaría años después el resultado como nulo por un arreglo vicioso entre Rusia y el Reino Unido.
Al final, los arbitrajes internacionales dominados por jueces europeos de la época fallaban en favor de las grandes potencias, en detrimento de los legítimos intereses de las excolonias.
El territorio en disputa sin resolver que ahora reclama Nicolás Maduro se conoce como Guayana Esequiba, equivalente a más de la mitad de la República Cooperativa de Guyana, su nombre oficial.
Aunque el presidente venezolano tiene a su favor la razón histórica, es cuestionable el procedimiento interno emprendido para resolver una añeja disputa territorial.
En diciembre, Maduro recurrió a una consulta popular, de apenas el 10% de participación, con el obvio resultado abrumador a favor de reclamar el territorio de la Guayana Esequiba, anexarlo como un estado de Venezuela y convertir en ciudadanos venezolanos a los habitantes guyaneses.
Se trató de una fallida maniobra política de Maduro para tratar de insuflar el sentimiento nacionalista y distraer la atención del pueblo venezolano, agobiado por las carencias causadas por un gobierno incompetente, no por las sanciones de Estados Unidos.
Y si en lo interno falló, la vulgar manipulación de Maduro tampoco recibió el apoyo de la comunidad internacional.
- Brasil envió tropas a la frontera con Guyana para mostrar su respaldo.
- Estados Unidos realizó ejercicios militares en territorio guyanés.
- La Comunidad del Caribe apoyó a la excolonia británica.
La CELAC convocó a los mandatarios de ambos países.
Acordaron resolver la disputa de acuerdo con el derecho internacional.
Ahora bajo la mediación de Brasil, habrá nuevas conversaciones en abril, cuando Lula podrá confirmar su liderazgo indiscutible en América Latina.