El carrusel de la vida
Epígrafe del director, sin la venia del autor:
Afinidades que construyen vialidades o viabilidades.
Demian, de Hermann Hesse, es el libro que cambió mi vida. Narra la historia de Emil Sinclair desde su niñez hasta la adolescencia.
Emil siempre ha vivido de acuerdo a la moral correcta y cree que ser bueno es su único cometido.
En su camino aparece Max Demian, personaje que obliga a Emil a cuestionarse de manera filosófica y crítica todas las cosas que suceden en su vida.
La novela de Hesse esboza importantes elementos psicológicos.
Emil aprende a aceptarse con su lado oscuro bajo la influencia de su amigo Demian.
Estaba leyendo a Demian cuando como aspirante a entrar al periódico El Norte me pidieron una "autobiografía". Así se les llamaba entonces a los CV. Tenía 17 años y la sangre hirviente propia de la adolescencia.
Entré al periodismo de la mano de Demian. Ese libro formó el espíritu crítico que me ha ganado tantos ex amigos y unos cuantos pero muy queridos amigos.
Por muchas razones, Jorge Bucay es parte importante de mi vida.
Por cierto, el único hijo varón de Jorge se llama Demián, con acento en la "á".
Ahora, paso a dar voz al autor de este artículo:
La imagen de la calesita de la infancia -de los caballitos o del carrusel, como se le dice en México- aunque remanida, nunca deja de dibujar una sonrisa en la seria expresión de mi cara.
Esa con la que transito lo cotidiano.
Hay gente que puede por un par de vueltas cerrar los ojos y soñar que vuelve a la niñez.
Hay gente que consigue saborear ese sueño como si estuviera sucediendo.
Hay gente que sabe que son solo dos vueltas y luego despierta sin tristeza sabiendo que puede, de vez en cuando, subirse a la calesita de sus sueños...
Hay gente... muy poca... que tiene eso claro y se sube contigo para disfrutar de esas dos o tres vueltas y bajarse después sin penas ni dolores.
Hay gente como vos y como yo que al pensar estas cosas nos sentimos agradecidos con la vida y con quienes son capaces de acompañarnos en algunos sueños...
Déjame valerme por mí mismo, si lo haces todo por mí nunca podré aprender.