El Factor Trump
Trump regresa a la Casa Blanca tras ganar las elecciones presidenciales, luego de haber perdido en 2021 cuando buscó la reelección de su primer mandato.
Es previsible que en este segundo periodo continúe fomentando la polarización, no solo dentro de Estados Unidos, sino también en sus relaciones con otros jefes de Estado en el mundo.
Su estilo confrontativo ha sido evidente en las tres campañas presidenciales en las que ha participado.
Como presidente, Trump podría ser determinante en el retroceso de políticas para combatir el cambio climático, lo que tendría serias consecuencias para el medio ambiente global.
En cuanto a la inmigración, si cumple sus promesas de endurecer las políticas contra la migración ilegal, se generará un problema no solo para las miles de personas que intentan cruzar a suelo estadounidense, sino también para México.
Los estados fronterizos enfrentarían un aumento en la llegada de migrantes deportados, incrementando el riesgo de una crisis humanitaria.
Además, la amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos, de concretarse, impactaría negativamente el crecimiento económico de nuestro país al reducir las exportaciones hacia Estados Unidos.
Si a esto se suma la posible exigencia de que las maquiladoras estadounidenses que operan en México regresen a su territorio, la tasa de desempleo podría dispararse de inmediato.
La inevitable revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) representará un desafío para México, especialmente considerando el posible cambio de primer ministro en Canadá hacia un liderazgo conservador, actualmente favorito en las encuestas.
En materia de seguridad, se anticipan tensiones con el gobierno mexicano debido a los escasos resultados en el combate al narcotráfico y las amplias zonas controladas por grupos criminales.
Si Trump decide clasificar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, podría abrir la puerta a incursiones militares estadounidenses en territorio mexicano.
En el ámbito internacional, su cercanía con Vladimir Putin podría facilitar la suspensión de hostilidades en Ucrania.
Sin embargo, este escenario probablemente implicaría que Rusia mantenga los territorios ocupados desde el inicio del conflicto, estableciendo un nuevo orden mundial en el que Rusia, China y Estados Unidos se dividan esferas de influencia, relegando a Europa a un papel marginal en el poder global.