¿El mitin en el Zócalo es parte de la respuesta a los aranceles de Trump?

Marco Pérez DETONA: Bueno, pues si lo que mejor te sale es acarrear masas de seguidores incondicionales, pues adelante, ya que al igual de las manipuladas encuestas de “aprobación” y “popularidad” son los medios que los hacen sentir muy bien y les alcanza incluso para conciliar el sueño.

Obviamente, “politizar” la imposición de aranceles, que de manera unilateral nos han impuesto los Estados Unidos, pinta de cuerpo entero al segundo sótano de la 4T, y sin duda alguna, lo que mejor les sale, es fomentar la división y “amarrar navajas” entre la población, y en este caso, entre los mexicanos y los estadounidenses, aunque suene irónico que ahora quieran “unir” a los mexicanos que ellos mismo han dividido, entre chairos y fifís.

Quizás un segundo capítulo de esta novela, contemple fomentar el consumo de lo hecho en México, de la mano de un boicot a los productos estadounidenses y a sus cadenas de tiendas, a pesar de que sus productos nos agraden y los nuestros no cumplan con nuestras exigencias, ah, pero alimentar el ego nacionalista puede ser más gratificante que seguir consumiendo los productos estadounidenses que nos agraden.

La verdad, es que la falta de una respuesta inmediata a los aranceles de Trump, es el reflejo de un deficiente e inadecuado análisis de la situación, o incluso un análisis equivocado, que concluía que estos aranceles NO se iban a aplicar, y que solo eran un instrumento de amenaza, para conseguir cooperación en el combate a los carteles y a la migración ilegal, cooperación que de una u otra manera, iba avanzando, por lo que se podría pensar que la probabilidad de la aplicación de aranceles era muy baja, y por lo tanto, no era necesario definir una respuesta arancelaria inmediata.

Por otro lado, un aspecto que debió haber sido parte del análisis de Trump, y que no se percibe, es la estimación del impacto negativo de un arancel generalizado, que afecta a todas las exportaciones que se generan en México, versus un arancel diferenciado que exente a las exportaciones que realizan empresas norteamericanas, como por ejemplo las armadoras de vehículos, que han venido a México a aprovechar la mano de obra barata, y perderán esta ventaja al tener que pagar el arancel, lo que encarecerá el precio de los vehículos en los Estados Unidos y el consumidor estadounidense se verá afectado con esta medida.

De la misma manera, si las compras a México, tienen la función de complementar una insuficiente producción en los Estados Unidos, el arancel, más que afectar al exportador mexicano, impactará al consumidor norteamericano, ya que al no contar con producción nacional suficiente, tendrá que absorber el costo del arancel y terminará pagando más, mientras logre conseguir un suministro de un País que no pague el arancel.

Esto es así, porque no es fácil sustituir proveedurías, y menos de manera inmediata, considerando también que la apuesta es que la medida será temporal y transitoria, y no de carácter permanente, como para buscar activamente nuevos proveedores a los que no les aplique el arancel.

Este mismo razonamiento es el que debe ser aplicado al analizar una posible respuesta arancelaria por parte de México, ya que por ejemplo, imponer un arancel compensatorio general, aumentaría el precio de todas las importaciones provenientes de los EUA, cuando por ejemplo, se importa una parte de maíz blanco para consumo humano, porque la producción nacional es insuficiente, (además de todo el maíz amarillo y palomero) y aumentaría el precio de las tortillas, por lo que en este caso, el arancel compensatorio es un balazo en el pie para México, ya que el afectado es el consumidor nacional y no el exportador norteamericano.

Hace poco mas de ocho años, cuando Trump impuso aranceles al acero y al aluminio, la respuesta arancelaria fue selectiva, buscando afectar a productos importados de Estados Republicanos, como por ejemplo, las manzanas del Estado de Washington, que al subir de precio por el arancel, pueden ser sustituidas por manzanas producidas en México, eliminando el impacto negativo para el consumidor mexicano, y afectando solo a los exportadores norteamericanos, quienes irían a protestarle a su Presidente, la afectación.

Es decir, la mejor manera de responder, debe ser con aranceles selectivos, que reduzcan o eliminen el impacto para el consumidor nacional, y maximice el impacto negativo para el exportador estadounidense, de preferencia en Estados cuya preferencia electoral sea del Partido Republicano.

Lo anterior, obviamente, debería ser parte de un Plan B, ya entrados en una guerra comercial donde no habría ganadores, ya que es un juego de perder- perder, por lo que lo mejor, es considerar como primera opción, o Plan A, llegar a acuerdos que eliminen el uso o la imposición de aranceles, ya que en el fondo, no son propiamente un “fin”, sino un medio para conseguir objetivos concretos y específicos.

Y más aún, si el Presidente Trump ha lanzado otra amenaza, de aumentar sus aranceles, adicionalmente, en el mismo porcentaje que México o Canadá le impongan un arancel compensatorio a los EUA.

Sin duda, es esencial que el Presidente Trump ponga de manera clara sus objetivos y sus exigencias sobre la mesa de negociación, y no jugar al gato y al ratón, para ver si se conforma con lo que se le quiere dar, ya que esto solo abona a la incertidumbre y a la indefinición.

Otra esperanza, es que en EUA se genere presión legal y mediática para detener estos embates y se elimine esta facultad del Ejecutivo estadounidense de imponer aranceles, aunque esta posibilidad luce complicada.

De hecho, el Secretario de Comercio declaró ayer martes, que el Presidente Trump analiza la posibilidad de una nueva pausa para generar espacios de dialogo, que desactiven esta amenaza.

Enfrentar al País más poderoso del mundo, sin duda alguna, no es nada fácil, pero cuando está gobernado por un mandatario disruptivo y poco negociador, quien más que “negociar” impone condiciones, lo aconsejable es evitar en lo posible una confrontación abierta, ya que simplemente no hay manera de salir bien librados, y el daño puede ser de grandes magnitudes.

Finalmente, si lo que quiere Trump es aniquilar y desaparecer a los Carteles mexicanos, ésta es una excelente oportunidad para permitirles que lo hagan, sin responsabilidad alguna para las fuerzas armadas mexicanas en el exterminio de “intocables”, y si además quieren juzgar a uno o dos altos políticos, para mandar la señal de que ya no se van a tolerar alianzas delictivas, hay que recordar que Manuel Bartlett siempre ha estado ligado al caso Camarena, y junto con el viajero frecuente a Badiraguato, podrían formar una ofrenda apetitosa, que traería aparejado el invaluable beneficio de liberar a la encargada de la presidencia, de un yugo que la oprime y la controla.

Si bien es tiempo de minimizar pérdidas, y no de maximizar utilidades, algo como lo anterior, ciertamente sí nos pondría, como País, en los umbrales de una nueva ruta, con posibilidades de enmendar y corregir el rumbo.
https://vimeo.com/1015118818
Marco Pérez

Economista especialista en finanzas públicas, Socio Director de Econometría Aplicada SC, Conferencista y Catedrático a nivel doctorado.