Feliz fin de semana posadero, de fiesta católica, no de posadera...
Procedo a escribir, como sabiamente me enseñaron mi adorado, extrañado y adorable doctor en letras e, ingeniero agrónomo de origen académico y profesional Felipe Montes y mi adorada compañía permanente, como Ronny y Donny Galyon QEPD, nomás que no les puedo decir por donde estamos pegados, porque luego el Brother Plácido me puede censurar.
Amada, Insustituible y rescatadora Maestra Rosy Cuevas, que ya rompimos todos los récords de compañía y entrega mutua ininterrumpida actual.
Hasta el récord de Lennon-Ono u Ono-Lennon, ya lo despedazamos (Mi Rosy y yo, Felipe está excluido)
Indefectiblemente (término dominguero porque obviamente ahí viene el domingo) despiertas el previo a la semana de la navidad y te remontas a las épocas infantiles de cuando en el barrio y siguiendo las tradiciones ancestrales de la colonia novohispana, fundada por los migrantes españoles.
Dominicos, jesuítas, algunos portugueses y demás yerbas, nos inculcaron, para mezclar, y por el placer de ser, las reminiscencias de aquel que ofrendó, por amor, su salud, porque lo martirizaron y posteriormente le quitaron la vida, también por amor, aunque eso a muchos no les cabe en la cabeza.
Nomás que ecce homo, antes, tuvo que nacer, y ese nacimiento muy accidentado por cierto, es el que conmemoramos en estos tiempos y fechas con mucha actitud, amor y entusiasmo.
Porque dicen que, resulta que en aquellos tiempos ancestrales, como 2025 años, prevalecía el imperio romano, sobre el medio oriente, que fué donde nació Jesús el hijo de Dios, el Nazareno, representando a toda la humanidad, engendrado, no creado de la misma naturaleza que el Padre.
Por quien todo fue hecho, bueno pues, como diría el clásico, haiga sido como haiga sido, el 24 de diciembre por la noche (noche buena) se celebra el nacimiento del hijo de Dios y el 25 de diciembre navidad, solo que las celebraciones se inician desde mucho antes.
En el caso de nosotros desde el 13 de noviembre, porque así lo dispuso la dirección del museo del noreste, quienes están celebrando su 30 aniversario y ahí saludamos al glorioso Diego Ortiz y a mucha gente muy celebradora.
Las pastorelas son una celebración de la vida y una representación del combate y la lucha entre el bien y el mal, los cuales siempre terminan con el triunfo del bien, porque cuando triunfe el mal, nomás nos extinguimos.
En las pastorelas el bien (los pastorcitos y el ángel) quieren llegar a adorar al niño Dios y el mal (El diablo y sus achichinqules) quieren boicotear esa maniobra, como ya mencioné siempre gana el bien y hasta se aparecen por ahí unos reyes magos.
Así es la tradición y en las posadas es representada por un grupo de gente, generalmente familiares, una escena en la que María Madre, inmaculadamente concebida (y ahí se los haiga si no lo consideran verdad), acompañada por su esposo José buscan donde quedarse pirque ya se les hizo de noche.
Han caminado todo el día y no tuvieron donde hacer reservación, entonces un grupo de familiares desde fuera de casa entonan cánticos pidiendo posada, eeennn eeel nooombbbre deeeel cioieeelo oooss piidddo pooossada.
Y desde dentro les contestan aaannndeeennn muuuccho al deeemmooniio, no hay posada
Luego ya se identifican y los dejan entrar.
Antes se hacían con una veladorcita de fuego qué costaba menos de un peso, nomás que la razilla se quemaba los pelos o había accidentes grandes, ahora lo hacemos con velitas simuladas de plástico y batería qué nos venden los chinos en 15 pesos.
Luego ya de que nos dan posada, nos dejan entrar a la casa, procedemos a rezar el Rosario, saludar a los que llegan tarde, hacer la sesión de fotos, cenar opípara y pantagruélicamente.
Intercambiar regalos si es que hay, quebrar la piñata, y las despedidas con el deseo de volverlo a repetir al año siguiente, si es que no hubo borrachos y pleitos a guantadas.