La culpa no es transferible
Les platico:
De ser un mimado de internado que cargaba palos de golf, pasó a un oficio mayor.
Todos los días, desde hace tres años, no hace otra cosa que alimentar el ego de su niño interior.
Se cree refugio de las maldades del mundo. Confunde su ego narcisista con el de un aspiracionista.
Irónico y sardónico, presume hacia fuera ser parte de una familia feliz y por dentro desata los infiernos de su frustración.
Si no me creen, basta preguntarles a sus vecinos de la Bura. Hasta la calle se escuchan los gritos que profiere a propios y extraños.
¿Algo peor que la guerra que sostiene contra sus opositores en el Congreso local? Su familia.
Iluso, piensa que su presencia en el palacio de gobierno acorta la brecha generacional entre la vieja y la nueva política de que alardea.
Promete con el vino lo que olvida en el camino
Cree que para ejercer control, debe infundir temor.
Su comportamiento derrama soberbia, y sin darse cuenta, cayó de cabeza en un nido de avispas que comen carne.
Su ceguera supina lo hizo confundirlas con abejas.
Ahí donde está no sabe ni huele a miel, sino a hiel.
No se apega a las reglas, y por ello, pagará las consecuencias de hacer -todavía- lo que quiere.
Presume una perspicacia analítica asombrosa, ante la ominosa presencia de la 4T.
Quiere estar cerca de la Señora Presidenta y revolotea alrededor de ella como un gorrión que a cada segundo se impacienta.
Se le olvida que todos quieren un pedazo de la doctora, que cada día aprende más en quien desconfiar.
Ella no es la culpable de las desgracias o los hechos desgraciados de otros.
Los "Epigmenios Ibarras" que estuvieron con AMLO para aplaudirlo y verse lindos, con la Señora Presidenta tendrán que hacer otras cosas si quieren ganarse sus afectos.
Parásitos menesterosos como ese se mueven alrededor de ella como si fuera la emperatriz sucesora en el trono del emperador, que tuvo tanto poder que se desgastó y consumió a sí mismo.
Creo que este nuevo gobierno va a aprender que donde reina el caos, se necesita control, no cambio ni transformación.
Cajón de Sastre:
- El que prometió irse a La Chingada y que todavía medra en el Palacio Nacional, tendrá que darse cuenta de que la culpa no es transferible.
- Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván y toda la Compañía.