A la 4T ya se le fue el país de las manos
El obradorato le ha dado a Estados Unidos motivos de sobra para intervenir, para que los cárteles sean declarados como terroristas y México sea considerado un paraíso de delincuencia e impunidad.
Tan aborrecible es un traidor y oportunista como el dictador Santa Ana, como traidores a la nación son quienes han entregado el territorio nacional a la delincuencia organizada.
Washington pudo y puede ir más allá. Si el gobierno de México está dirigido por cárteles –como lo ha dicho Trump–, si “las organizaciones del narcotráfico tienen una intolerable alianza con el gobierno mexicano”, entonces lo que sigue sería declarar a Morena como una organización criminal.
López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum –su más fiel discípula– han colocado a México con toda conciencia a la orilla de un precipicio.
El país y los mexicanos, desde los más pobres hasta lo más ricos, vamos a comenzar a pagar los costos de un régimen que llegó al poder financiado y “tomado del brazo” de los criminales.
La Presidenta utiliza la defensa de la soberanía como un recurso propagandístico de victimización para decir que no va a permitir que agentes extranjeros invadan al país.
La caricatura de “Los niños Héroes” no tiene cabida en este drama.
El escenario es mucho peor a que lleguen drones o barcos de guerra.
La figura que escogió el Departamento de Estado para clasificar a los cárteles como “Organizaciones Terroristas Extranjeras” es un verdadero misil contra la economía nacional.
Permite al gobierno norteamericano intervenir, congelar cuentas, sancionar bancos y castigar a empresas sospechosas de tener negocios con el crimen organizado.
Los costos los van a pagar culpables, pero también inocentes.
Agricultores y comerciantes que hoy tienen que pagar extorsión a los cárteles para que les permitan seguir trabajando pueden ser acusados de apoyar a criminales.
En un país donde el 80% del territorio está controlado por la delincuencia –dato de la Consultoría de Seguridad A.C.– pocos o nadie se salva.
A Morena y a su gobierno se les va a enfriar la soberbia cuando Estados Unidos comience a quitar visas a gobernadores, secretarios de Estado, senadores, diputados, presidentes municipales acusados de tener negocios con los grupos delictivos o de permitir el entrenamiento de “terroristas”.
Sheinbaum está perdida en su laberinto.
No sabe si darle la razón a Trump o proteger los intereses delictivos que le heredó su jefe.
Cuando el inquilino de la Casa Blanca volvió a repetir por tercera ocasión que los carteles gobernaban en México, tiró hábilmente un anzuelo:
“Si la Presidenta quiere le podemos ayudarla a librarse de ellos”.
Sheinbaum no puede tomarle la palabra a Trump porque sería tanto como declarar la guerra a los socios del partido en el poder.
Ni siquiera se atreve a llamarles “terroristas”.
“Estados Unidos –dijo en una “mañanera”– pueden llamar a los cárteles como quieran, nosotros vamos a defender la soberanía…”
Y en su desesperación ordenó reformar la Constitución para decir que “bajo ninguna circunstancia México aceptará intervenciones, intromisiones o cualquier otro acto desde el extranjero…”.
Es decir, los cárteles pueden dormir tranquilos.
En Palacio Nacional no se escribió una sola línea, ni se tomó una sola decisión para demostrar que van contra ellos.
La 4T es la verdadera usurpadora del territorio nacional.
Si México fuera una mujer podríamos afirmar que los gobiernos morenistas la han entregado a sus violadores y asesinos para que la destrocen.
Protegen y justifican a los devastadores de la República.
Solo hay dos razones que explican el gran “salto” de México a la lista de países con terrorismo:
- ¿O tenemos un gobierno que aceptó entregar el poder a la delincuencia o hay un gobierno inepto incapaz de enfrentar a los criminales?