La embajadora de Ebrard en Belice
Digamos que Zamarripa, sin experiencia diplomática ni hablar inglés, montó cada año el tradicional altar de muertos, dio El Grito en Belmopán, organizó un seminario binacional y algunas actividades irrelevantes.
En cambio, en estos últimos tres años, la conductora de la televisión regiomontana habilitada por Ebrard como embajadora estuvo activa apoyando la candidatura presidencial de su jefe, como si fuera su vocera oficiosa, lo cual es incompatible con las funciones de una representante de México en el exterior.
En lugar de dedicarse a desarrollar iniciativas propias de la Embajada, no las que provienen de la SRE o de otras instancias gubernamentales, la embajadora defendió a Ebrard por la tragedia de la Línea 12 del Metro, tras la publicación de un reportaje de The New York Timesen el cual señalaba al exjefe de gobierno como uno de los presuntos responsables:
Después de que Ebrard perdió la encuesta contra Claudia Sheinbaum y que insinuó con irse a la oposición, la experiodista elogió a su exjefe en Facebook:
Estos son algunos mensajes de tipo electoral que se pueden encontrar en las redes sociales de la embajadora, que nada tienen que ver con asuntos diplomáticos.
Pero el compromiso de Zamarripa por Ebrard no era tan firme como para irse a la campaña y renunciar a su salario como embajadora.
La simpatizante de Ebrard no pareció sonreír, ya que su jefe perdió ante Claudia Sheinbaum la candidatura de Morena.
Tampoco fue requerida, hace unos días, a la ceremonia de bienvenida en Palacio Nacional del primer ministro de Belice, Juan Antonio Briceño, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Algunos diplomáticos efímeros violan impunemente la Ley del Servicio Exterior Mexicano al hacer labores de proselitismo partidista, lo cual está prohibido.
Tampoco hay autoridad que haga siempre respetar la ley ni Senado que lo exija, pues casi todos son cómplices, tal como ocurre en el presente gobierno y ha ocurrido en los anteriores.
Al acercarse el fin de la administración, y ante las elecciones del 2 de junio, es conveniente recordar a embajadores y cónsules generales la obligación legal de todo miembro del Servicio Exterior de actuar con apego a la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia.