La pelota no se besa
¡Joder tío, menudo torbellino de pasiones ha traído el beso de Rubiales a Hermoso! Pero políticas, pasiones políticas que han dejado de lado al futbol.
Las españolas recién han ganado la Copa Mundial Femenina de la FIFA celebrada en Australia y Nueva Zelanda. Por primera vez en la historia de La Roja femenil, las majas son campeonas del mundo. ¡Viva España! Como alegremente silbaría El Dandy de Barcelona.
Sin embargo, un beso (eso sí, absolutamente desproporcionado y fuera de lugar) les ha robado su trueno a las ibéricas. La alegría del juego se empañó con soberbia, timidez y politiquería.
Todo inició mientras las jugadoras españolas recibían sus medallas. Cada una de las participantes recorría la pasarela hasta donde casi al terminar la misma, se encontraba Luis Rubiales, ex presidente de la Real Federación Española de Futbol y las felicitaba con demasiado entusiasmo. Las cámaras transmitían en tiempo real lo que acontecía.
Y que le toca a Jenni Hermoso llegar a Rubiales. Ambos celebran efusivos. Jenni lo levanta en brazos y al caer al piso, Rubiales le planta un beso en la boca a la jugadora.
Momento muy incómodo, pero ¿Qué tan inusual es en el futbol?
Muchos besos en la boca, dentro de las canchas, han quedado captados en imágenes para la posteridad. Diego Maradona y Claudio Cannigia; Xabi Alonso y Steven Gerrard; Iván Rakitić y Daniel Carriço; Juan Pablo Vigón y Sebastián Córdova; y tantos, tantísimos más.
Si yo fuera muy simplista y ordinario, diría que ahí está la igualdad que buscan las jugadoras y que sólo fue un beso entre futbolistas.
Pero no fue así, fue más grave. Fue un beso entre un directivo y una futbolista. Posiciones desiguales. Rubiales se equivocó gigantescamente.
Luego entonces, la tormenta perfecta.
La izquierda española, que como he mencionado en otras notas de opinión: no todas las izquierdas son iguales, olió sangre y ferozmente atacó. Y entre que el carácter de Rubiales es bastante intempestivo y al gobierno español le urge legitimidad, ¡pues se armó la de Dios es Padre!
Ministres del gobierno español arremetieron políticamente contra el ex presidente del futbol nacional. Vertieron más combustible a la opinión pública y el incendio se hizo más grande. Después de que Rubiales visitara junto con La Roja femenil al presidente Pedro Sánchez y le saludara con muchísimo desdén. El jefe del ejecutivo español declaró: “creo también, que las disculpas que ha dado el señor Rubiales no son suficientes, hasta incluso yo creo que no son adecuadas”.
Rubiales se convirtió en la piñata predilecta.
Pedro Sánchez recién ha ganado las elecciones en España pero con un mínimo margen y mucho menos agrado popular. Lo que le orilló a tomar, desde mi perspectiva, este asunto de la violación a los derechos de una mujer como bandera para alinear a las izquierdas y que le ayuden en la prórroga de su débil investidura.
Porque además, ¿qué diantres tiene que hacer el gobierno español metido en el tema de la Real Federación de Fútbol? ¿Dónde queda la separación de Iglesia y estado? Ok, no, eso último fue mucho…
Luis Rubiales debió desde el primer momento ofrecer disculpas sinceras por su tremendo error, en lugar de montar discursos machistas llenos de soberbia, gritando: “NO VOY A DIMITIR” .
Hermoso, sin afán a revictimizarla, porque al principio no se sentía víctima. Creo la ayudaron después, a reconocerse como víctima.
Las cabilderas del nuevo feminismo, empoderadas con sus cabelleras moradas, verdes o azules; gritaron hasta que las escuchó. Y entonces el beso no fue consensuado. De inicio, un tímido “no me ha gustado (el beso)” se volvió un fuerte no quería.
La politiquería le ganó la partida al futbol.
En sí, el suceso es complejo, pero se involucraron quienes no debían y en los tiempos actuales de cancelación, híper sensibilidad y neo feminismo todo se magnifica.
Más allá de encontrar la verdad, lo que se debe procurar es el reconocimiento del error. De todas las partes. ¡Qué la pelota ruede limpia!
El Diego lo dijo categóricamente en la cancha de Boca: “..porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no, la pelota no se mancha”.
Que paguen Irene Montero, Carmen Funez, Ione Belarra, Miquel Iceta, Cuca Gamarra, Yolanda Díaz y Pedro Sánchez. Estos políticos la mancharon.
Y ahora, con extremo cuidado, la pelota no se besa.