Comezón, sanazón
Le dice la esposa al marido mientras ambos se tomaban su mañanero café.
Ella, enmielado y acaramelado diamadre, y el de él, “amargoso” como a ella le gustaba repetírselo una y una y una y otra y otra y otra vez y así, hasta el infinito...
Entonces él, mientras le daba un sorbo a su “humeante café”, como acostumbra decir o escribir cierto hiperlactante pseudo -que no sesudo- “periodista chalero y feisbukero”- voltea a ver a su mujer y en tono tranquilizante le responde:
“No te preocupes, mi amor, si quisiera matarte lo haría estando bien consciente, no dormido”.
Por qué les platico todo esto?
Resulta que...
...vivir en vecindario es equiparable a la anécdota que les acabo de contar.
Digo, porque también se puede vivir en comarcas donde a leguas no hay castillo alguno más que el de uno.
En San Pedro Garza García existen “monarcas sampetrinos” de apellidos o fortunas ilustres, que a lo mucho comparten una manzana con una o a lo sumo dos casas.
También existen los que de ilustres tienen solo al apellido y que han hecho de la herencia una querencia, que los vuelve cada vez más viejos mientras los viejos no terminan por morirse y heredarles sus fortunas.
Padecen de una enfermedad incurable, que se vuelve grave cuando mueven las influencias de un pariente en el gobierno para hacerle pasar malos ratos al vecino.
Esos enfermos se ponen peor cuando ven que a pesar del apellido, tienen la casa más modesta del “ejido”.
Quizá su sanazón sería irse a vivir a un barrio menos pudiente, para que ahí sí brillen entre sus nuevos compañeros de cuadra.
Es que, donde hoy medran, hasta lo que no se comen les hace daño.
Los vecinos actualmente aludidos por sus “influyentes” quejidos, para nada son culpables de que aún no hayan heredado lo que esperan tan ansiosamente.
A lo mejor, al dárseles eso, podrían regresar y construirse la mansión que tanta falta les hace y cuando eso suceda, callarse de la boca.
Ahora que algunos de esos vecinos han tomado acción para defenderse ante los atropellos de una autoridad que sólo atiende a favoritos, recomendados, socios y por ende a influyentes, seguramente van a tener un episodio de diversión al hacer pasar un muy mal rato a quien un mísero poder municipal lo ha engreído.
“Anoche soñé que venías a tumbarme la puerta de mi casa. Antenoche, que te metías a mi sala y antes de antenoche, que con la ayuda de Miguel le ponías barricadas”, le dice una vecina a la otra, mientras se la encuentra de carro a carro en sus cocheras.
“No te preocupes, querida, si quisiera hacer todo eso que sueñas, lo haría estando bien consciente, no dormida”.
CAJÓN DE SASTRE
“La comezón es señal de sanazón. Por lo que veo venir en San Pedro, ya empezó la comezón. Espero que la sanazón llegue muy pronto…”, dice la irreverente de mi Gaby.