La quimera estadística
Les platico:
Conozco al dueño de una casa encuestadora que con lo que le pagó Ricardo Anaya en la campaña que perdió en 2018, se compró una casa de campo en el pueblo mágico de Santiago, NL.
En aquellos años era una "cuarta", y como le siguió yendo bien, con la lana que le metió la convirtió en la quinta campestre que ahora es.
Se montó en la ola de las encuestas y ahí la lleva.
Cuando lo conocí era "zencillito" pero se volvió de pronto medio mamoncito.
Su "papá".
Conozco también al papá de las encuestas políticas que detonaron como cohete en los años 80, a su paso por el periódico El Norte.
Era alumno en las clases de Periodismo que éste su irreverente servidor impartía en el Tecnológico de Monterrey y en la Universidad Regiomontana, hoy ITESM y UERRE, respectivamente.
Acaba de escribir dos breves tratados sobre las encuestas.
A uno le puso "Encuestas, terremoto inevitable".
Al otro: "Brevísima historia de las encuestas sexenales".
Aquí los pueden leer:
Después de este prólogo, paso al punto. ¡Arre!
Las 2 "regiones" de la quimera estadística:
- Las encuestas más balines que he leído son aquellas que son compradas por un cliente.
- Las más chafas son las que además de ser pagadas por alguien, "miden" las percepciones de la gente sobre algún tema específico. Por ejemplo, la imagen de un área de seguridad.
Conozco también desde hace más de 20 años a un ex militar israelí que me entrenó en el máximo valor de las metodologías de seguridad que utiliza el Estado de Israel:
Lo que no se mide, se descontrola.
Ese es el origen de todos los problemas, la falta de medición.
Pero la mayoría de las encuestas no miden, sino que le apuestan a una quimera estadística.
Sustentan en la percepción del respetable público lo que en tiempos de elecciones venden a precio de oro.
Por principio de cuentas, las encuestas más creíbles del mundo no se realizan a petición de cliente alguno.
Sus realizadores monetizan su trabajo por la ruta más larga -pero la de mayor prestigio- que existe en ese campo: la credibilidad.
Regalan su producto.
Lo divulgan en medios formales de información y captan así al mercado que mejor paga ese tipo de trabajos:
- Las empresas u organizaciones que van a lanzar un nuevo producto o servicio.
- Las que quieren renovar sus líneas de existencias.
- Las que quieren conocer en qué ciudad les conviene abrir un nuevo centro de distribución, una representación, sucursal o una tienda.
- Dónde crecer.
- Dónde achicarse.
- Dónde aparecer.
- Dónde desaparecer.
Rotación de personal.
Por ejemplo. ¿Sabían ustedes, amables lectores, que hoy en día operar en una ciudad con altos índices de rotación de personal, es un suicidio?
Y al revés. Saber dónde existen bajos niveles de rotación de personal es oro molido para las organizaciones.
Conocer las causas medibles, objetivas -no percepciones- por las cuales la gente se va de una empresa, es un valor superior para las empresas.
Y por último, cualquier organización ya la hizo si logra cuantificar en pesos, dólares o centavos, las causas de rotación mediante el uso de los únicos elementos tangibles, medibles y controlables que existen: números, tiempos y características.
Este principio de cuantificar el valor de una ganancia o de una pérdida -la rotación de personal- se sublima cuando la organización que ordena un estudio al respecto, logra darse cuenta de que el costo de la rotación de personal ES DEDUCIBLE DE IMPUESTOS EN TODO EL MUNDO.
Y menos del 3% de las organizaciones logran eso.
Bueno, pues estos principios de medición y cuantificación del método israelí, NO SE APLICAN ACTUALMENTE EN LAS ENCUESTAS POLÍTICAS.
Miden solo percepciones subjetivas basadas en adjetivos calificativos, lo que equivale a pagar a costo de brillantes los espejitos que venden la mayoría de las encuestadoras.
¿Quieren un ejemplo de encuestas "Región 2"?
Hay muchas, pero les voy a mencionar la más patética que he visto últimamente.
Se trata de una que divulga a diestra y siniestra el alcalde de San Pedro Garza García, NL, a la sazón, Miguel Treviño de Hoyos.
Según él, dicho Ejido -perdón- su municipio es el que tiene la más alta calificación en IMAGEN de seguridad de todo el país.
Pero la mentada encuesta habla de percepciones basadas en subjetividades tan absurdas como las preguntas que hicieron los encuestadores:
¿Cuál es tu percepción de seguridad?
- Excelente.
- Buena.
- Regular.
- Mala.
- Pésima.
Califícala entre estas opciones:
- Carita contenta. :-)
- Carita seria. :-I
- Carita enojada. :-S
- Carita encabronada. :-SS
- Carita super encabronada. :-SSS
A ver, Miguel, ¿qué vas a hacer para "mejorar" el servicio de tus policías y pasarlo de "regular" a "bueno" o "excelente"?
Y peor aún, ¿qué vas a hacer para pasar de una "carita encabronada" a otra que nomás esté "enojada"?
Con todo respeto, te la vas a tener que seguir fumando.
¿Algo peor que esto?
Sí. Que los electores -porque resulta que Miguel quiere ser senador- se crean éstas mamarrachadas y para colmo de males, que las pague con el dinero de los santones e ingenuos ejidatarios -perdón- de los sampetrinos.
Cajón de sastre:
Duele ¿verdad? Pues va a seguir doliendo si no salimos en tropel de este marasmo de ignorancia y complacencia.
PUBLICACIONES RECIENTES DEL AUTOR EN OTROS MEDIOS NACIONALES Y EXTRANJEROS:
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https://vanguardia.com.mx/autor/-/meta/placido-garza-irreverente-