Mi apoyo al CIDE
Desde hace algunos años advertí signos preocupantes en México, cuando la democracia defectuosa que tenemos nos fue dando gobernantes cada vez más pendejos.
Me referí a este fenómeno como “la rebelión de los pendejos”, porque de pronto personajes y sectores sociales que se reconocían ignorantes y se sentían cohibidos ante las luces de una minoría ilustrada, se empezaron a alebrestar.
Las redes sociales favorecieron el fenómeno de sentirse iguales a pesar de sus deficiencias intelectuales; si somos iguales ante Dios, y todos los votos valen lo mismo, ¿por qué deberían los pendejos, en su condición mayoritaria, seguir siendo sojuzgados por los ilustrados?, y al grito implícito de “mi ignorancia vale tanto como tu conocimiento” que anticipó Isaac Asimov, se nos salieron de control.
¡Se nos revelaron!
Y ahora tenemos la rebelión triunfante de los pendejos, a grado que hemos llegado al extremo de tener que salir, represados por el CIDE, a ¡defender la ciencia!, ¡no mames!
La rebelión de los pendejos se dio de la mano de un sector de la intelectualidad medio pendejo, que afirmaba que la sola transición, la sola salida del PRI del poder, significaría, inevitablemente, crecimiento económico, desarrollo social y felicidad. Fue cuando llegó el presidente Fox, sudando pendejez y en hombros de nuestros intelectuales.
Se volvieron a equivocar con AMLO, desatendieron nuestros intelectuales los claros signos de riesgo que éste representaba, y llevaron la rebelión de los pendejos a las cumbres que ahora ha alcanzado con la 4T, que se ha constituido en un rosario de pendejadas que iniciaron con la cancelación del NAIM.