Nosferatu (Nosferatu/ EUA, Inglaterra, Hungría/ 2024)
Nosferatu es una adaptación del clásico de terror del mismo nombre, original de 1922 con varias adaptaciones cinematográficas a través de la historia del cine.
Ahora toca turno al director Robert Eggers (La Bruja, El Faro, El Hombre del Norte) montar este clásico “maldito” que fue adaptado al cine alemán, libre e ilegalmente de la novela Drácula de Bram Stoker a principios del siglo 20 aún en la era del cine mudo.
El vampiro, el Conde Orlok ha sido despertado por los deseos de la joven Ellen (Lily-Rose Depp) y años después para consumar su obsesión, opta por moverse a Wisborg, Alemania.
La trama sigue siendo la misma, una historia de perversas obsesiones personificadas en el vampiro (Bill Skarsgard) y su deseo por esparcir su mal en todos los sentidos, bajo la huella de la temida peste negra que va dejando por los lugares donde pasa.
Entra en escena el profesor Albin Eberhart von Franz (Willem Dafoe) que es el único que tiene noción de que está sucediendo y por igual, sabe que para derrotar al no-muerto, se tendrá que hacer grandes sacrificios.
El resto es un tremendo ejercicio de estilo del realizador Eggers donde cada rincón oscuro es una amenaza o simplemente no se sabe de donde saldrá el vampiro para atacar y la personificación de Skarsgard es impresionante como el monstruo que no se detendrá hasta consumar la intención de unirse con Ellen.
Y el elenco es impecable con Lily-Rose Depp (hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis) y como complemento Willem Dafoe que, en La Sobra del Vampiro (2000) él interpretó al actor Max Shrek, histrión que encarnó a Nosferatu, conde Orlok en la versión de 1922.
Egger trabajando su propia adaptación del original de Henrik Galeen de 1922 y por igual metiendo bastantes elementos de Drácula (la versión de 1931) simplemente termina con un guion muy bien escrito, con diálogos que se sienten naturales y auténticos para la época y la película fluye bastante bien y casi lo transporta a uno a ese tiempo y espacio.
El realizador mantiene el aire espectral con la sombra de Orlok cobrando vida al moverse por rincones, abriendo puerta y ventanas, pidiendo prestado en este renglón algo de la versión de Drácula de Francis Ford Coppola de 1992.
Obvio la carga cae en manos de Bill Skarsgard y su recreación de Orlok que a la par, es digna de comparar y discutir si ha mejorado su encarnación de otro monstruo, Pennywise de las películas Eso (2017 y 2019).
Igualmente, con buena presencia Nicholas Hoult como Thomas Hutter, esposo de Ellen que traza de forma legal el traslado de Orlok a la civilización y su liberación, dejando atrás a un pueblo y región de gente supersticiosa con costumbres paganas que, y de forma irónica, no le tiene miedo al vampiro y lo tiene acorralado en las ruinas de su castillo.
Claro que meterle más de media hora a la duración del original causa que comience a ver demasiado relleno y comienza a estancarse un poco.
Pero retoma buen rumbo para nunca aburrir al público y con una película como esta, podría fácilmente haberse convertido en una producción caótica conforme se llega al clímax.
Una adaptación bastante buena de una historia clásica que por una “nadita” hubiera quedado perdida.