SIN CENSURA

¿Qué consejo le di a los inversionistas en NL si hoy gana Trump?

Eloy Garza DETONA: A partir de mi artículo de ayer, algunos capitanes de empresa de Nuevo León se reunieron conmigo en mi casa para analizar políticamente (no soy economista, a Dios gracias) las amenazas de Donald Trump sobre el aumento a los aranceles a productos mexicanos.

Comencé por presumirles que lo que predije en días recientes se cumplió con exactitud diabólica ayer, mientras disertábamos en una comida que se prolongó hasta la noche, al estilo chilango. 

Dijo Trump textualmente en un mitin en Raleigh, Carolina del Norte:

“Tenemos una nueva Presidenta en México. Supuestamente una mujer muy agradable, dicen. No, no la conozco. Y voy a informarle desde el primer día o mucho antes, que si no frena esta avalancha de criminales y drogas que entran a nuestro país, voy a imponer un arancel del 25% a todo lo que mandan a Estados Unidos". 

“¿Lo hará?”, me preguntó un amigo empresario de San Pedro.

“No”, le respondí.

En estos casos, Trump no nos habla a nosotros, sino a su base electoral en Carolina del Norte (que le dará 16 electores y en donde aventaja a Kamala Harris por 1.4 puntos). 

El estado sureño de Carolina del Norte es uno de los siete estados bisagra (swing states o pendular o “battleground states”) que determinarán hoy si Trump gana o no la presidencia de EUA.

Ojo con Pensilvania, por cierto: el que gane Pensilvania prácticamente gana la presidencia. 

¿Pero por qué la amenaza de aumento de aranceles se quedará sólo en eso, en amenaza? 

Lo explico para que esté tranquila la oligarquía regiomontana (la que quede), concretamente, por tres razones: 

La primera, porque provocaría una guerra comercial global, y Trump mismo dice que es enemigo de las guerras (incluyendo las híbridas o no convencionales).

Lo suyo, dicho por él mismo, son las artes marciales mixtas, que es una pelea, no una guerra, y de las que yo también soy aficionado. 

La segunda, porque generaría un antagonismo muy grave con los poquitos aliados y socios que le restan a EUA, como es el caso de México.

En automático, si subiera Trump las tasas impositivas, la propia base se reduciría a medida que cayeran las importaciones, ya que, como dice el viejo y sabio refrán de Linares:

“El que se lleva, se aguanta”. Si tú me aumentas los aranceles, yo aumento también los míos. 

Un estudio al que tuve acceso del FMI, centrado en un hipotético aumento de aranceles, incluso más moderado que el de Trump, proyecta que el PIB estadounidense se contraería más de un punto porcentual por las represalias de socios comerciales como México.

De manera que las propuestas arancelarias disparatadas de Trump provocarían una estanflación (o sea, un estancamiento y una alta inflación a la vez) en su país y en el exterior, incluyendo Nuevo León (y ahí sí tendríamos que ponernos listos los nuevoleoneses). 

Y la tercera, porque desestabilizaría el sistema financiero global, justo cuando Rusia y China ya pretenden desdolarizar las transacciones comerciales del mundo (al menos en las regiones que dominan), usando esa cosa que cada vez cobra más fuerza llamada BRICS+, además de quedarse con Ucrania, Taiwán y, si Trump los deja, toda Europa del Este. 

El verdadero problema para Trump consiste en que los cálculos que hace de las supuestas ganancias comerciales al aumentar aranceles los basa en las cifras que le da el Instituto Paterson.

Según esta organización, los ingresos provenientes de las propuestas de aranceles de

Trump sumarían $ 225.000 millones de dólares al año, cifra que, en teoría, suena muy bonita, y a nadie le caen mal, pero que en la práctica está sobreestimada.

¿Por qué?

Simple: no toma en cuenta la parálisis del crecimiento económico que tendría EUA debido al inevitable shock causado por las previsibles represalias contra los exportadores estadounidenses y las pérdidas sufridas por el sector manufacturero dependiente de las importaciones en su cadena de suministro. 

Es casi una regla que si aumentas 10 puntos porcentuales los aranceles, reduces también las importaciones un 10%. 

Para que te des una idea, Trump quiere subir los aranceles un 25% a productos mexicanos.

Las pérdidas para la economía americana serían cuantiosas.

¿La sufrirían también los inversionistas en Nuevo León?
  • Sin duda.
  • Pero no más que ellos.

Cuando las tasas arancelarias aumentan más allá del porcentaje competitivo o establecido, en este caso en el T-MEC, los ingresos arancelarios caen vertiginosamente, ya que el efecto negativo de las importaciones reducidas supera las tasas arancelarias más altas.

¿Está claro? 

Esto pondría en riesgo los $50,000 millones de dólares que ya recauda el gobierno norteamericano en aranceles actualmente. No es necesario saber mucho de economía para entenderlo. 

¿Entonces con Kamala Harris nos iría mucho mejor a los nuevoleoneses?
  • No.
  • Nos iría peor.

Ya nadie se acuerda que, como senadora por California (2017-2021), Kamala fue la única que no votó la renovación del T-MEC y habló pestes de México como socio comercial de EUA.

Me lo contaron los propios empresarios que estuvieron conmigo ayer.

Si un aliado tendremos en Nuevo León para capotear estos tiempos nublados (como le decía Octavio Paz a la geopolítica de su época), será el gobierno texano, cuyas ventajas comerciales competitivas están muy vinculadas a Nuevo León, más que a Tamaulipas, donde las cosas en términos de seguridad pública sí están muy escabrosas. Iremos viendo.

Esperemos que hoy, si no gana el mejor, que al menos gane el menos peor. 

Y ahora el turno es tuyo: si eres o quisieras ser inversionista exportador a EUA:

¿A quién le tienes más confianza, a Donald Trump o a Kamala Harris? 

  • Déjame tu respuesta en eloygarza1969@gmail.com o en mi celular personal: 81 16 53 20 44.
Eloy Garza

Es abogado, maestro en Letras por la UNAM y máster en Tecnologías de la Información por la Universidad Oberta de Cataluña. Escribe para diversos medios de comunicación.