ASG: Cuando la Conciencia Ambiental llega a los grandes salones (y NO solo al reciclaje del vecino)
Imaginen el tamaño del evento si hasta el café sabía a networking.
Pero lo que me llamó la atención no fue solo el lugar ni los asistentes (que había de todo: financieros, funcionarios públicos y líderes de distintas áreas), sino el tema: ASG.
Sí, las siglas que cada vez escuchamos más y que, si aún no sabes qué significan, es buen momento para ponerles atención: Ambiente, Sociedad y Gobernanza.
O como les digo a mis amigos cuando me preguntan:
“ASG es lo que pasa cuando te das cuenta de que ganar dinero y cuidar el planeta no son enemigos. Es más, si no lo haces, es muy probable que te quedes sin negocio… y sin planeta.”
¿Qué es eso de ASG?
(Por si todavía hay dudas)
Las empresas que quieren ser competitivas en este siglo XXI ya se dieron cuenta de que esto no es un tema de “moda” o “buena onda”, sino un nuevo estándar de cómo hacer negocios.
- Ambiente, porque ya entendimos que no hay un planeta B si seguimos gastando recursos sin pensar en mañana.
- Sociedad, porque una empresa solo puede crecer en una comunidad que también crece.
- Gobernanza, porque la transparencia y las reglas claras son las que te dan confianza. El que no juega limpio, hoy ni juega ni compite.
El panel: cuando el dinero y el planeta se dieron la mano
En el evento había perfiles muy diversos, pero coincidimos en algo: la sostenibilidad ya no es un extra, ahora es el menú completo.
Yo hablé sobre la “A” del ASG: el Ambiente, un tema que durante mucho tiempo fue visto como algo que se resolvía con un programa de reciclaje o apagando la luz cuando salías de la oficina.
La realidad hoy es otra: el riesgo ambiental ya es un riesgo financiero.
Las empresas ya miden su huella de carbono, porque eso puede influir en cuánto les cuesta un crédito o si reciben inversión.
¿Qué hemos logrado desde la Agenda 2030?
Hace casi 10 años, los países miembros de la ONU lanzaron la Agenda 2030. Un plan global con metas claras para lograr un desarrollo que sea sostenible (sí, el término que se repite tanto porque es lo que necesitamos).
Y aunque queda mucho por hacer, hay avances que vale la pena reconocer:
- Hoy existen reglas más claras y exigentes para las empresas que deben reportar cómo están cuidando el ambiente y a la sociedad.
- Los bonos verdes y otros instrumentos financieros están creciendo y moviendo dinero hacia proyectos que realmente generan impacto positivo.
- Hay un cambio de mentalidad en la gente: los consumidores y empleados prefieren empresas que se tomen en serio su compromiso con el mundo.
Pero, aunque se ha recorrido buen camino, no estamos ni cerca de poder relajarnos.
Lo que sigue: educación y acción
En la conversación se habló mucho del papel de la educación ambiental.
Y es ahí donde, para mí, está la clave: No puedes cambiar lo que no entiendes.
Si los líderes de hoy no entienden los riesgos y oportunidades que hay en la sostenibilidad, difícilmente van a tomar decisiones acertadas.
Por eso es importante formar personas conscientes, que sepan que el impacto ambiental no es solo de las fábricas contaminantes, sino de cómo consumes, cómo inviertes y cómo trabajas todos los días.
La educación es el punto de partida para que las empresas dejen de hacer cosas “por cumplir” y empiecen a integrar de verdad la sostenibilidad en su negocio.
Por último: estamos mejor… pero nos falta mucho
ASG no es una moda, ni un simple checklist que las empresas deben marcar.
Es el nuevo lenguaje de cómo se construye valor a largo plazo.
El sector financiero tiene un papel clave.
Financia los cambios, impulsa las buenas prácticas y puede acelerar el paso hacia una economía que funcione sin destruir lo que nos sostiene.
Sí, hemos avanzado desde la Agenda 2030.
Hemos aprendido que el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente no son caminos separados.
Pero aún queda mucho por hacer y poco tiempo para hacerlo.
Por eso te dejo esta pregunta para reflexionar:
¿De qué sirve tener una empresa rentable en un mundo donde el agua escasea, la energía es inaccesible y el clima te juega en contra?