Aturdido y confuso

“Si no puedes soportar la verdad, no me obligues a decírtela” - Simone de Beauvoir, “Los Mandarines”.

2 DE FEBRERO DE 2022
EL SEXTANTE
Por Adolfo González

Todo parece indicar que las últimas y erráticas actuaciones, declaraciones, dimes y diretes del Presidente han afectado en algo a sus niveles de aprobación.

Nada grave, pues si la dinámica habitual se repite, las aguas volverán en breve a su cauce.

Pero según la medición de SABA Consultores del pasado día 8, se revierte las alertas favorables previas en aprobación y desaprobación, y lo que es peor, aparece una súbita alerta negativa en calificación media, motivada principalmente por un repunte claro de las malas notas.

Probablemente en relación con todo esto, su partido da un brusco descenso en identificación, y el propio AMLO también presenta un drástico ascenso en la consideración de peor político. Insisto, no creo que sea nada grave, y de momento no afecta a los rubros electorales.

El ”Top of mind” nos dice que la atención ciudadana ha estado, como siempre, en la inseguridad y el Covid, apareciendo en esta ocasión el concepto de la reforma energética en los primeros puestos. La casa del primogénito también está, aunque de forma más moderada.

Es probable que sea esto último lo que ha dado pie al deterioro de Andrés Manuel, empeñado como está en la grave irresponsabilidad de señalar a diario a periodistas en un país donde los asesinatos de los profesionales de la prensa son una constante desde hace décadas.

El sobrevalorado poeta español Rafael Alberti, durante la guerra civil del 36, publicaba a diario una columna titulada “A paseo”, en la que tenía la costumbre de incluir una lista señalando a aquellos a los que se debía purgar.

El término “paseo” era el eufemismo equivalente al traslado del desgraciado a una cuneta para recibir el consiguiente tiro en la nuca.

Andrés Manuel parece querer emular al poeta, poniéndose además en riesgo de que, indirectamente, se vea en un problema grave si alguno de los señalados sufre algún daño.

No se puede ser más torpe, y probablemente todo es por el empeño en ser protagonista permanente y marcar la agenda.

Hablando de españoles, la última de la interminable serie de payasadas, con perdón de los payasos, del Presidente, ha sido la consideración de “pausar” (sic) las relaciones diplomáticas con España.

Resulta que el malvado reino otrora conquistador representa en términos cuantitativos la segunda inversión extranjera directa que recibe México, con más de 70 mil millones de euros y miles de empleos en liza, lo cual le otorga también un importante carácter cualitativo.

No sé qué entenderá don Andrés por recuperación económica, si es que acaso la persigue, pero atacar la inversión es atacar el empleo, y en consecuencia agredir a la mejora en las condiciones de vida.

Parece que esa mejora solo la entiende a base de dádivas. Primero los pobres, dice.

Y esta inesperada propuesta la hace una semana después de un encuentro cordial entre el canciller mexicano y su homónimo español, en el que la conversación fue, naturalmente, por derroteros muy distintos.

Ebrard, otro que sigue tragando lo intragable y soportando el ridículo permanente, tal vez sometido a una prueba por parte de su jefe de a ver hasta donde es capaz de aguantar en su servilismo, con tal de alcanzar su deseado hueso.

Pero lo más importante es que Andrés Manuel pronuncia esas palabras quizá todavía con restos capilares en la lengua procedentes de quién sabe qué partes de John Kerry.

Precisamente en su entrevista con el diplomático estadounidense, el tema central fue la reforma energética.

Para el tío Sam, todo son parabienes. El bueno de John recomendó “un México abierto y competitivo”, ya pueden adivinar para quién.

No hay que ser muy astuto para adivinar las órdenes procedentes del norte, porque el gringo ya ha dejado bien claro su parecer sobre la reforma que propone AMLO: acarrearía tecnologías más sucias, más caras y más anticuadas.

¿No será, entonces, que el poderoso vecino lo que quiere es meter las zarpas con sus propias inversiones y ha dado instrucciones concretas al sumiso mandatario del sur para que le despeje el camino?

Lo veremos en los próximos capítulos, en base a lo que pasa con los grandes inversores españoles. Pero algunas veces, lo que parece es simplemente lo que es.

Así que el Presidente paga sus rabietas y los sapos que ha de tragarse con los gringos en su púlpito mañanero, donde ejerce su desahogo, sea contra los periodistas, sea contra un país amigo, sea contra el lucero del alba, en una ceremonia diaria de descrédito, guirigay y desconcierto, que no puede causar más que perplejidad.

En los 70, Led Zeppelin popularizó un tema titulado “Dazed and confused” (Aturdido y confuso). Talmente así parece el Presidente, ciclado en una sucesión de pendejadas, mientras reparte abrazos a los delincuentes y despensas a los votantes.

Porque, al final, no nos engañemos, y al que no le siente bien que se lo haga mirar, la clave de sus respaldos sigue estando en quienes reciben apoyos sociales, estrato que constituye la fortaleza más sólida y estable prácticamente desde el inicio de su mandato.

Así lo vuelven a afirmar con rotundidad las Cartas de Navegación Política de SABA. Decían los chicos de Led Zeppelin, al final de su canción, “moveré la lengua cuando te pase la factura”.

Así los súbditos con las prebendas, porque el líder ya la mueve bastante con los gringos, y tanto o más en las mañaneras.

Es el cuento de siempre, mientras me des pan, no me importa que me digas tonto.
Adolfo González

Analista político, historiador y diplomado en Ciencias Sociales y Jurídicas por la UJA. Ha desarrollado actividades empresariales en los ámbitos de la formación y la consultoría legal. Ha publicado colaboraciones en numerosos medios escritos y digitales. Actualmente reside en su país, España, y es especialista en el análisis e interpretación de la Metodología de SABA Consultores para la medición de la opinión pública, única en el mundo.