¿Cómo aprender a pasar las olas?

El lenguaje mismo del cariño y la confianza

Ana Laura Martínez DETONA: Entonces evado el sentimiento de pensar: ¡Qué desgarrador sería si ese día llegara ya!

He creado un nuevo libro a partir de todas las páginas aleatorias que conforman estas columnas.

La historia es la misma sin importar cómo la secuenciemos y ese es el resultado último e inesperado de cada una de estas letras que conforman estas columnas.

Sin embargo, hoy en las calles de concreto de Nueva York, donde el bullicio de la ciudad se entrelaza con los susurros del río Hudson, en esta jungla urbana, donde el cambio es una constante y las emociones fluyen como las mareas, en el vaivén de las calles concurridas y los rascacielos imponentes, me encuentro con la necesidad de enfrentar los desafíos repentinos que la vida nos presenta.

Pero en medio de la turbulencia de la ciudad, también descubro la importancia de cuidar de nosotros mismos y de adaptarnos a los cambios inesperados con determinación y perseverancia.

En este escenario urbano, donde el ruido y la prisa son la norma, el amor encuentra un lugar.

En el contacto de la piel, en el suave roce de las manos y en la fuerza del abrazo, el amor florece en medio del caos.

Es una sensación vibrante, llena de fuego y vida, que nos impulsa a seguir adelante incluso en los momentos más oscuros.

Pero el amor también puede ser frágil, como una flor delicada que se marchita en la vorágine de la ciudad.

En medio de la multitud, aprendo a respirar sin aire, a encontrar calma en la tormenta y a buscar refugio en tu calor.

Así que aquí estoy, en medio de esta jungla de concreto, recordándote que aunque pueda haber silencio, nunca hay olvido, porque incluso en la vastedad de esta ciudad, mi corazón siempre te buscará, porque en ella has sido el lugar del amor.

Te veo, a ti también aprendiendo a respirar sin aire, así siento tu duelo, duelo que he abrazado y entendido, porque eso es el reflejo de tu corazón hoy.

En las calles bulliciosas, donde el ruido de los autos se mezcla con olores y sensaciones, me encuentro perdida en mis pensamientos.

Más no puedo hacer, porque lo único que puedo ser, es vivir lo que vibra en mi corazón.

Yo estoy ahí, tú no, y tengo que acomodarme para dar espacio a la realidad.

He encontrado un refugio en ti, y ya no puedo imaginar escuchar otra voz que no sea la tuya.

En esta ciudad de luces brillantes, me preocupa la fragilidad de nuestro vínculo.

Nos enamoramos no de las personas perfectas, sino de aquellas cuyas sombras resuenan con las nuestras.

Es ese tipo de amor que penetra en nuestros huesos y nos envuelve en su abrazo, el tipo de amor que no se desvanece fácilmente.

Ayer, mientras caminaba por las calles, observé a las personas que pasaban a mi lado. Me pregunto si hay algo roto en nuestra generación, si hemos perdido la capacidad de conectarnos realmente unos con otros.

Veo demasiados ojos tristes en rostros que intentan sonreír, demasiadas almas que parecen haber perdido su brillo.

  • ¿Qué es el poder en el contexto del amor?
  • ¿Es la indiferencia que cultivamos para protegernos del dolor?
  • ¿Es la decisión de alejarnos en lugar de abrirnos a la vulnerabilidad?
  • ¿Es la renuncia a nuestros sueños por miedo al fracaso?
  • ¿Es el orgullo que nos impide acercarnos a aquellos a quienes hemos perdido?

En esta jungla urbana, donde el amor y el poder se entrelazan en un baile eterno, me pregunto qué tipo de poder realmente obtenemos al cerrar nuestras corazas y negarnos a amar.

Tal vez la verdadera fortaleza reside en nuestra capacidad de abrir nuestros corazones y abrazar la vulnerabilidad que viene con el amor verdadero.

En las calles de Nueva York, donde cada paso cuenta una historia de encuentros y desencuentros, el lenguaje del amor y la confianza fluye como las suaves corrientes del río Hudson.

En medio de la amabilidad y la ternura más genuina, a veces nos encontramos con corrientes inesperadas que desafían nuestra comprensión.

Porque, incluso cuando ofrecemos nuestra mejor versión, cuando extendemos la mano con amabilidad y cariño, a veces el vínculo se ve perturbado por fuerzas más allá de nuestro control, una narrativa de descubrimiento y nostalgia se despliega, impregnada de los matices cambiantes del amor y la memoria.

Cada calle de esta metrópolis bulliciosa es un lienzo en blanco donde se pintan las historias de aquellos que se cruzan en nuestro camino.

En cada esquina, en cada susurro del viento que se desliza por los rascacielos, se encuentra una nueva oportunidad para explorar los misterios del corazón humano, donde las aguas reflejan el brillo de la ciudad que nunca duerme, nos sumergimos en las profundidades del amor y la conexión humana.

Porque, a pesar de los desafíos que enfrentamos, en el fondo de nuestro ser, siempre encontramos un anhelo de conexión, un deseo de pertenencia. 

En las calles de esta selva de concreto, descubrí el color morado de una manera que cambió mi percepción para siempre.

Fue en un momento aparentemente trivial, cuando te pregunté cuál era tu color favorito y tu respuesta resonó en mí como una revelación.

El morado, antes solo un matiz más en el espectro, se transformó en un símbolo de tu presencia radiante.

Ahora, cada sombra púrpura me recuerda tu sonrisa, iluminada por los rayos del sol, y la forma en que tu energía contagiosa llena cada espacio con un brillo especial.

El morado se ha convertido en nuestros atardeceres compartidos, en los campos de lavanda que danzan con la brisa, en los momentos de dicha.

Aunque el tiempo pase Emperador y nuestros caminos tomen rumbos distintos, el morado persistirá como un testigo silencioso de los recuerdos en cada paso que dimos en esta ciudad que se ha impregnado en nuestros huesos.

Incluso ahora, cuando me pregunten por mi color favorito, mi mente volará de inmediato a estos días bañados por la luz del sol, donde tu presencia llena cada espacio con tu luminosidad única.

El morado es un recordatorio eterno de la belleza que nos une, una prueba tangible de momentos de felicidad compartida que atesoraremos para siempre en nuestros corazones.

Descubrimiento y transformación fluyen suavemente como las corrientes que acarician la costa.

¿Qué belleza hay en estas palabras? No te amo por miedo a la soledad; todo lo contrario, encuentro consuelo en la serenidad de mi propio universo, abrazado por la calidez.

Sin embargo, tu llegada, hace más de 19 semanas, fue como la estela de un cometa surcando mi cielo nocturno.

Tu presencia no fue simplemente una chispa; fue un incendio que iluminó todo mi ser.

Me hiciste abrir los ojos nuevamente, revelando un mundo de colores vivos y una vida pulsante a mi alrededor en el que cada día se ha convertido en una revelación, un viaje a un mundo que hasta entonces desconocía por completo.

Perderte sería inimaginable, como sumergirme nuevamente en las profundidades de la oscuridad, pero es algo que debo abrazar.

Emperador, entiendo tu duelo y esos ojos llorosos que pude ver, entiendo que hay personas con las que convives, entiendo que hay personas nuevas, que no conoces, pero están en tu día a día a través de mensajes, entiendo tu necesidad de explorar tu soltería en una app de citas y sí, perderte sería inimaginable, pero la realidad es que no te tengo.

Sí, dejarías un vacío tan abrumador que dudo poder encontrar el camino de regreso antes que tú.

Mi vida anterior parecería un recuerdo distante, un capítulo de otro libro, porque cuando estoy contigo, nada más importa.

Se dibuja un retrato de una conexión profunda y enriquecedora entre dos almas afines, donde los sentimientos positivos fluyen como las suaves corrientes que acarician la costa. 

Una combinación de emociones positivas se despliegan con una gracia encantadora.

Una sensación de satisfacción impregna el aire, acompañada de un amor profundo que se refleja en cada mirada y cada gesto compartido.

El compromiso entre ambos se manifiesta con una claridad cristalina, tejiendo lazos que unen nuestros corazones con firmeza y convicción.

En esta danza emocional, emergemos como un faro de compromiso y determinación, liderando el camino con fuerza interior y dedicación inquebrantable.

Nuestro apoyo constante y lealtad incondicional actúan como un ancla que sostiene la relación en los momentos de calma y de tempestad.

Así, en las aguas tranquilas del río Hudson y en la jungla de concreto de esta ciudad que nunca duerme, nuestra conexión especial florece con una belleza serena, nutrida por el compromiso, la determinación, el liderazgo, el apoyo y la lealtad que ambos compartimos, porque hoy estamos aquí y nos tenemos aquí. 

Sin embargo, qué desgarrador fue cuando Oscar Wilde escribió: "Has matado mi amor".

Hubo un tiempo en que tu presencia encendía mi imaginación, cuando cada encuentro era un deleite para mis sentidos. Pero ahora, tu ausencia apenas despierta una pizca de interés.

Te amé por tu esplendor, por tu genio y tu intelecto, por la forma en que dabas vida a los sueños de los grandes poetas y dabas forma y sustancia a las sombras del arte.

Pero ahora, todo eso parece desvanecerse en el viento, como hojas secas arrastradas por la corriente del río y pienso mientras veo fijamente un grafiti que abarca todo un costado de un edificio a través de la ventana, en el cual leo: 

El amor. 

Journey to other lands. 

El espejo del alma. 

Entonces evado el sentimiento de pensar: ¡Qué desgarrador sería si ese día llegara ya!

Ana Laura Martínez

Reconocida escritora, artista conceptual y oradora de TED Talks, se destaca como fundadora de la comunidad global literaria "Ana Laura Libros" y del innovador proyecto "ATELIER". En este laboratorio mexicano, fusiona sus habilidades artísticas y literarias para transformar emociones en procesos artísticos. A través de su incursión autodidacta, Ana Laura ha ampliado su enfoque, sumando el título de ARTISTA CONCEPTUAL a su faceta de ESCRITORA. Su creatividad se manifiesta en proyectos como Deconstrucciones Decorativas, Maison Tables, Denim Statements, Caligraphy Art, 28x21 Arte, Editorial ALL, Ingeniería To Go y Letras al Vacío Salinas, reflejando la diversidad de su talento en el mundo artístico y literario.