El luto humano
Vivimos los años 80 y 90 del siglo anterior.
Aun podíamos respirar los aires de grandeza, el primer y segundo orden.
Los países emergentes, llamados bananeros de tercer mundo.
Las democracias frágiles.
- Los partidos hegemónicos.
- La milicia despótica y tributaria.
- Horror al invierno nuclear.
- Rocky contra Ivan Drago.
- We are living in America.
Y nos sentimos bien, James Brown canta en la tarima, golpe directo a la quijada del comunismo.
Mijaíl Gorbachov desmantela el bloque.
Cae la columna de hierro, nunca más Bonn, solo queda la capital alemana en Múnich, Polonia con el trabajador siderúrgico Lech Walesa, desde el Vaticano, el papá Juan Pablo II conmina a terminar las imposiciones.
El sueño americano recibe con los brazos abiertos a los europeos del este.
México sopla los aires de la renovación moral de Miguel de la Madrid Hurtado, el último abogado presidente, antes de entregar el poder a la tecnocracia priista de los economistas.
A pie juntillas los consejos del fondo monetario internacional, salario mínimo al presidente, ahora no existe el comunismo, lo recuerda el argentino Leon Gieco en Los Salieris de Charly.
Chile con Pinochet.
La derecha conservadora saquea los bienes, la sonrisa del dictador, Milicos en Argentina pelean contra Inglaterra por tierras estériles de las Malvinas, puntilla de generación sin Dios pero con Maradona como salvador de los desaparecidos.
El poeta Juan Gelman clama por su nieta extraviada por la dictadura.
México vive la dictadura perfecta.
Gracias al peruano Mario Varga Llosa, Usted lo dijo cuando aún era respetable, a pesar de su matrimonio entre familiares.
Octavio Paz recibe el nobel, todos morimos cuando la biblioteca personal se pierde o incendia, Carlos Monsivaís lucha por las minorías, lo mismo evangélicos y la incipiente comunidad LGBT plus, nuestro cinturita, Carlos Fuentes o Ixca Cienfuegos, donde esta nuestro alto valle metafísico.
Anáhuac desmoronado, Afganistán, Irán e Irak, comando o Rambo, al thrash metal lo destronó el grunge.
Ni siquiera José Revueltas imaginó tanta pobreza.