El violador siempre tiene otros datos
No es casualidad que los populistas defiendan a los violadores y se sientan nerviosos con los derechos de la mujer.
Un violador quiere sentirse poderoso, humilla a su víctima, la trata como un objeto desechable, la somete, la descarta e incluso puede matarla. Lo que importa es él y sólo él.
Se siente con el derecho del abuso; él es superior, tiene el control y la capacidad de hacer sufrir a los demás.
CÍNICO, MENTIROSO, PERVERSO
El violador es cínico, mentiroso y perverso; nunca se arrepiente. Si la víctima le reclama, el violador se burla. En su torcida lógica, ella estuvo de acuerdo, ella aceptó la invitación, ella lo provocó con su vestimenta o no fue lo suficientemente lista para entender que el violador la iba a agredir.
Ella es la culpable. Además, en la mentira máxima “la víctima gozó de la violación”.
Él siempre tiene otros datos, la víctima miente, la denuncia es un golpe a su imagen que no tiene nada que ver con su comportamiento, es un ataque de sus enemigos.
Si la víctima pretende denunciar, el violador la amenaza. Él es más poderoso que ella. Y si se trata de victimizarse, él se victimizará de manera más creíble y contundente. Él es dueño de la opinión pública y puede moverla a su antojo.
La historia está llena de violaciones individuales y colectivas. Violaciones contra niños y niñas o mujeres, violaciones como botín de guerra, violaciones desde el poder: “Yo soy más poderoso que tú y puedo violarte”.
Hay parejas de violadores que incluso toleran o fomentan la violación de su marido porque ellas ya fueron sometidas y ahora el violador quiere violar a otros, incluso a las hijas de la pareja.
La mujer no hace nada para detenerlo pues le teme, lo adora o se vuelve cómplice por conveniencia.
La violación no es un tema sexual, es un tema de violencia, de fuerza. “Yo soy más poderoso que tú; tú no eres nadie”. Por eso es tan común en la política, en la guerra o en cualquier relación de jerarquía y por ello, a la víctima de una violación se le suele re-victimizar. Se le culpa, desacredita o se le niega el acceso a la justicia.
PUEDE PREVENIRSE
La violación puede prevenirse con información para detectar y anticiparse. También ayuda el contar un buen sistema de justicia. El factor de riesgo más común es el exceso de confianza.
No se debe confiar en nadie, así aparente ser el más bueno, idealista o inofensivo del planeta.
Me imagino que ya a estas alturas, ustedes habrán encontrado todos los paralelismos que existen entre el violador y el populista. Uno viola un cuerpo, el otro viola a una nación.
Ambos se burlan de sus víctimas y se sitúan por encima de la ley. En lugar de buscar el consenso, ambos usan la fuerza, la mentira, el engaño y el cinismo para salirse con la suya.
Ninguno siente empatía o arrepentimiento, son poderosos, se sienten con el derecho de violar a quien sea, cuando sea y cuantas veces sea posible o deseable. “Tú no eres nadie, yo soy todo”.
Todos los pueblos han sufrido por un tirano. Sin embargo, algunas naciones aprendieron a no confiar en el poder, a ponerle límites, a sujetarlo a la ley con una simple máxima:
Todo el que puede abusar del poder va a abusar el poder
No es casualidad entonces, que los populistas defiendan a los violadores y se sientan nerviosos con los derechos de la mujer. El populista es el violador máximo de derechos y libertades y no busca consenso, sino gobernar con fuerza y con engaños.