Fiesta de viajeros entusiasmados por votar en el aeropuerto. Lástima, muchos no pudimos
Tenían razón mis queridos amigos con quienes comí-cené anoche en el pueblo mágico de Santiago, NL: Debí de haber viajado a Madrid hasta el lunes 3.
Creyendo que podría votar en la casilla especial montada por el INE en la Terminal B del Aeropuerto de Monterrey destinada a quienes pescó el 2 de junio fuera de sus jurisdicciones electorales, compré mi boleto para el mero día de las elecciones.
Mi vuelo partió de Monterrey puntualmente a las 10:55AM y aterrizará en Madrid a las 5 de la mañana del lunes 3.
Escribo este artículo mientras volamos a 40,000 pies (unos 12,000 metros) sobre el nivel medio del mar.
Ya nos sirvieron la primera dosis de alimentos y antes de tratar de dormir para llegar descansadito a España, detono este reporte para dar mi testimonio sobre las que se esperan sean históricas elecciones en México.
Para cuando estemos aterrizando en Barajas ya se tendrá noticias de quién ganó las elecciones presidenciales.
Mientras tanto, les digo que me entusiasmó ver a tanta gente formada en la larguísima fila para votar.
Me conté y era el número 367 pero atrás de mí llegaba hasta casi los mil viajeros.
Solo había 1,000 juegos de boletas disponibles, lo cual en la misma fila donde estaba se hubieran agotado.
Muy poco personal del INE para tanta gente me hacía presagiar lo peor.
Y así sucedió, el anuncio de que tendría que presentarme en la puerta de abordaje mandó por la borda mi intención de emitir mi voto.
En la fila, la gran clase media que ahorró para un boleto de avión. Los enemigos gratuitos de AMLO, los traidores de la Patria, los neoliberales.
- Los que tienen lana para viajar.
- Los aspiracionistas.
- Los que detestan a AMLO.
- Los humillados por Andrés Manuel y su Morena, 4T o como quieran llamarle sus frenéticos fanáticos.
Los chairos no andan en éstas porque ellos vuelan por Mexicana, aunque eso ni ellos se la creen, con vuelos cancelados, retrasados, abortados a la mitad del trayecto, conaciones del Ejército pintados casi a mano con los emblemas de Mexicana; con empresas norteamericanas demandando a SEDENA que opera a esta línea aérea de pacotilla y al mismo gobierno mexicano, por incumplimiento de los contratos de arrendamiento.
Mexicana de Aviación, otro Tren Maya, pero en el aire, literalmente en el aire, porque no tienen cómo operar como lo hacen las líneas comerciales.
En la fila del aeropuerto, una fiesta cívica, donde la gente platicaba animada, pero si dejar de ver el reloj y muy atentos todos a los avisos por los altavoces.
Temiendo que nos dieran la última llamada para abordar.
Y en mi caso -como en el de muchos otros- la infausta llamada para salirnos de la fila; perder nuestros lugares que guardábamos desde hacía horas y correr a la sala de última espera.
O votábamos o perdíamos el avión.
E incluso si seguíamos en la fila no había certeza de que alcanzáramos las boletas para votar.
Hasta parecería que el nuevo INE -comandado por Guadalupe Taddei, con fuertes nexos de negocio con la 4T- hizo todo esto a propósito, sabiendo que nadie que quiera a Morena 6 años más en el poder, se avienta horas y horas para votar.