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Rebelde y presente: Flor de Lingo

El retiro de los escenarios ofrece un show breve y potente. Nostálgico y como bien se planta, en su casa, Monterrey.

La rabia. Nada ha cambiado en el verano.

Casi ha cerrado sus fauces la canícula. La estrella de calor abrazadora. Desde los jueves se incrementa el ajuste de cuentas. Hasta el domingo las rachas de asesinatos. La tropa federal de soldados y la gendarmería solo pasean. En sus encuentros remiten a los dipsómanos. A los asaltantes callejeros. Inmigrantes extraviados en el selvático concreto.

El primer cuadro, nuestro downtown, la noche del sábado 6 de agosto en La Tumba, antro de la calle Padre Mier, revive el hardcore, grind core y new metal de La Flor de Lingo.

En el 95, del siglo pasado, apenas al cerrar de ojos, la periferia, los hijos heridos de la ciudad dormitorio, Guadalupe Nuevo León, decantan el sonido de sus demandas sociales.

Continente rasposo y fiero. Al barrio se respeta. A la familia se le rinde pleitesía.

En La Tumba, el rencuentro de la Flor de Lingo, le dan cuerpo, volumen y espacio, desde las 21: 30, Barbas Tengas, Minerva (originales del estad de México) el hip hop del evangelista Fermín IV (ex Control Machete) y La Flor de Lingo.

Nu Metal efectivo de Barbas Tengas. Adios al grunge. Bienvenido a las guitarras y solos de bajo hipnótico. Minerva lucha contra sus propias limitaciones. En tiempo de spotyfy, y de estrellas con millones de reproducciones en youtue, hace falta vieja escuela, para conectar con la mayoría de los asistentes, por encima de los 40 años.

Fermín IV conserva ese milagroso time de voz rasposa. Pueden sus ex compañeros de Control Machete presumir de carreras extendidas. Como Fermín IV, evangelista, vocal, líder, no necesita mayor carta de presentación. Respetuoso, los beats, son sus ases bajo la manga.

El retiro de los escenarios ofrece un show breve y potente. Nostálgico y como bien se planta, en su casa, Monterrey.

A la Flor de Lingo, ese grupo contestatario, rebelde, su Guadalupe Flava, la clicka 13, la mente asesina, y la Ley, recorren la memoria, el santoral de piezas clásicas.

Tal vez el ausente Erick Santos podría junto a Fermín IV, darse el lujo, como el agua y el aceite, de un último pétalo, de una flor de lingo enrabiada.