Gracias, Gisele Pelicot
Un semblante sereno y la voz pausada de quien sabe lo que está haciendo: exhibir ante el mundo su tragedia personal, una vivencia tan sórdida que hubiera hundido en la desesperación a cualquier otra mujer.
En la ciudad francesa de Aviñón, se dictó sentencia por culpabilidad el 19 de diciembre en contra de Dominique Pelicot (esposo de Gisele) por abuso y violación de su propia esposa.
A lo largo de una década, Dominique drogaba a su esposa poniendo sustancias somníferas en sus alimentos y bebidas.
Después, el marido la violaba (pues no había consentimiento de Gisele) y tomaba videos y fotografías de los ataques sexuales.
Además, mediante las redes sociales, Dominique contactaba a amigos o desconocidos, los invitaba a que violaran a su esposa inerte y filmaba y fotografiaba los eventos: fueron 50 hombres los convictos por violación agravada en el juicio junto a Dominique, con base en la evidencia de miles de fotos encontrada en el celular y la computadora del esposo.
No termina ahí la cosa:
- Los hijos de Gisele y Dominique (una mujer y dos varones) fueron objeto de abusos sexuales paternos; la sospecha se extiende hasta a un nieto.
Todo lo anterior se dio a conocer, ante el horror de la opinión pública francesa, porque Gisele renunció voluntariamente a que el juicio fuera privado, como tenía derecho según la legislación francesa.
Durante las audiencias públicas del juicio en Aviñón, Gisele (representada legalmente por la abogada Beatrice Zavarro: “seremos usted y yo contra el mundo entero”, le dijo a Gisele) se hizo acompañar de sus hijos y nietos y pidió que la evidencia gráfica fuera mostrada tal cual.
En todo momento, Gisele quiso mostrar a Francia y al mundo el horror que ella vivió, y que viven todavía las mujeres cuyas voces están ahogadas o apagadas, en muchos casos, quizá para siempre.
“Gisele Pelicot no ha querido convertir el juicio en una causa general contra los hombres”, escribió la periodista española Milagros Pérez Olivas (El País).
“Ha sido una causa contra la cultura de la violación. Quería que la vergüenza cambiara de bando, y lo ha conseguido”, agregó tras recordar las similitudes del juicio con el de La Manada (2017), otro caso de violación masiva agravada en España.
¿Por qué Dominique Pelicot atacó y degradó a su esposa?
Catherine Porter, reportera del New York Times, resaltó lo siguiente sobre la personalidad del esposo:
“Depredador infame: Los jueces y abogados del juicio han intentado comprender el enigma de Dominique Pelicot. El tribunal oyó que era un abuelo, padre y marido atento que había estado enamorado de Gisele Pelicot desde que se conocieron a los 19 años. Pero los terapeutas testificaron sobre otra faceta suya que era perversa, manipuladora, incapaz de empatía y adicta al sexo, y que según él tenía su origen en una infancia violenta” (Nota “Caso Pelicot: algunas claves sobre el juicio en Francia”, 19/12/2024).
Dominique podría pasar desapercibido en las calles del vecindario como cualquier hombre con el que nos topamos.
Los 50 hombres a los que invitó a violar a su esposa lucían también como personas ordinarias de la clase media y trabajadora francesa: eran camioneros, carpinteros y obreros, un funcionario de prisiones, un enfermero, un experto en informática, el empleado del banco, un periodista local, entre otros.
Dominique (72 años) recibió una sentencia de 20 años de cárcel.
Los demás acusados recibieron, inexplicablemente, sentencias más reducidas: de ocho a diez años.
Algunos de ellos salieron libres al haber cumplido ya el encarcelamiento de sus breves sentencias.
“Pienso en las víctimas no reconocidas, cuyas historias permanecen a menudo en la sombra. Quiero que sepan que compartimos el mismo combate”, dijo Gisele después de conocer la sentencia en contra de su exmarido.
“Confío en nuestra capacidad para buscar juntos un futuro en el que hombres y mujeres por igual puedan vivir en armonía”, agregó.
Saludo a Gisele por la decisión valiente de hacer público el juicio por las decenas de violaciones que padeció, pues nos ofreció a franceses y mexicanos, en plena época navideña, el mejor regalo posible: la resiliencia ante la adversidad y la esperanza recuperada en un mundo mejor.