A grandes males, laxos remedios
Y una vez más les tembló la mano a los hombres de pantalón largo en el futbol mexicano.
Lo que pudo haber sido una decisión histórica y sentar un precedente, terminó muy leve por parte de la Federación Mexicana de Futbol ante la magnitud de la riña que se presentó en el estadio La Corregidora, el pasado sábado.
A resumidas cuentas, sólo se limitaron a castigar al Club Querétaro con un veto de un año como local, además de una multa de 1.5 millones de pesos y la inhabilitación de sus directivos para ejercer durante cinco años cargos en cualquier otro equipo del balompié nacional.
La desafiliación no pudo concretarse debido a que la medida, propuesta durante las primeras horas posteriores a la gresca, perdió fuerza entre la junta de dueños.
Inhabilitados los dueños.
¿quién tomará las riendas del Querétaro ahora?
La administración de los Gallos pasó a manos de Jorge Hank Rhon, quien había vendido al equipo hace poco más de un año, sin embargo, no se le había liquidado en su totalidad el adeudo, por lo que ante la Federación Mexicana de Futbol seguía siendo el propietario de la franquicia.
Como apunte, Hank también es dueño de Xolos y Dorados de Sinaloa, además de la casa de apuestas Caliente, uno de los principales patrocinadores de la Liga MX.
EN CALIENTE...
Ahora tendrá la encomienda de vender a los Gallos de Querétaro para antes de que termine el 2022 debido al tema de la multipropiedad en el futbol.
Es difícil que los Gallos se mantengan en esa sede jugando en Primera División.
Se menciona la posibilidad de que el dueño del Atlante, el empresario Emilio Escalante, compre la plaza y que los Potros juegue en el máximo circuito.
Así, Querétaro pasaría a la Liga de Expansión, la segunda categoría del futbol nacional.
LOS BLANDENGUES, UNOS CUATES
Por otro lado, Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Futbol y Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, volvieron a mostrar una postura blandengue y como reza el dicho de “muerto el niño, a tapar el pozo”, ahora los demás clubes optarán por medidas como la credencialización de sus barras y la identificación a cada una de las personas que vendan boletos en los estadios.
Pero de expulsar a las barras, uno de los principales “cánceres” de nuestro futbol, mejor ni hablamos. A grandes males... laxos remedios.
Esperemos que no el día de mañana, de presentarse una nueva tragedia, no se lamenten por las medidas tomadas, en las que de nueva cuenta volvió a aparecer...