Nepotismo y metapoderes. Impera desvergüenza en la clase política
La política mexicana se desvirtuó a tal nivel que se olvidaron «las formas».
Mi abuela Juana diría que imperó la desvergüenza en la llamada clase política.
En los tiempos hegemónicos del partido casi único del siglo XX se cuidaban las formas, los relevos eran más plurales, los grupos se «turnaban» al interior del partidazo, eso facilitaba el equilibrio y la civilidad política.
En los 90’s eso cambió, aquella práctica de Martínez Domínguez que incluía a miembros de otros grupos políticos en su gobierno, quedó en la historia.
Recuerdo charlas con Humberto Cervantes Vega quien me contaba que se la había jugado en contra de don Alfonso y sin embargo éste lo incluye y le otorga un espacio en su gobierno y luego la candidatura a Guadalupe.
Agregaba Cervantes Vega que alguien preguntó a don Alfonso ¿por qué incluir a los contrarios?, la respuesta fue que si eran tan leales como lo habían sido con otros, serían un gran equipo.
Así fue, Cervantes se distinguió como colaborador y amigo del que fuera un gobernador ícono en la entidad.
Las prácticas de inclusión quedaron atrás, la política al interior de los partidos y grupos se volvió como el juego de la perinola: “otros ponen” y el ganador “toma todo”.
El extremo: dejaron de promover a los miembros del equipo para impulsar a los familiares, ya no importó el pudor ni «las formas», ahora todo es en familia.
En las monarquías la sucesión es hereditaria conforme a las reglas propias de cada monarquía, pero en todos los casos es una decisión «divina» pues es Dios quien decide al primogénito o a la elegida.
En las democracias monoparentales o monárquicas son los metapoderes del jefe político los que imponen las reglas.
Impedir que un cargo de elección popular impulse a un pariente en el mismo cargo no extirpa el nepotismo, es una reforma de simulación. En todo caso, los que ocupan los cargos de elección popular no necesariamente son los jefes políticos.
Los jefes políticos controlan su espacio de gobierno, al partido, otros espacios, son cabeza de grupo. Tiene el poder, aunque no ocupen la silla donde sentarán al pariente.
El nepotismo está más ligado a los metapoderes de los jefes políticos que a la legalidad de un cargo de elección popular.
En todos los partidos tenemos infinidad de casos a ejemplificar, padres, hijos, hermanos, esposos quienes ocupan un cargo porque su allegado tiene poder dentro del partido y lo ejerce imponiendo, no a un incondicional como antaño, sino a un pariente con lo cual la familia permanece empoderada.
Así tenemos casos como los Beltrones, los Monreal y Andy López hijo de López Obrador quienes son vivo ejemplo de nepotismo.
Ni David o su sobrina habrían llegado a las contiendas donde participaron de no ser por el jefe político de la familia zacatecana.
Igual pasa con Beltrones y su hija o con Andy quien no estaría controlando gran parte del partido en el cual milita a no ser porque su papá era y quizá sea en parte, el jefe político de ese partido.
El nepotismo se vincula a los metapoderes de quienes detentan el poder, así Jaime Rodríguez en Nuevo León pudo imponer a Tere en su momento, por citar otro ejemplo.
El nepotismo no acaba con leyes como la aprobada, termina cuando se obligue a los partidos a respetar a su militancia y la carrera de partido, cuando se moralice la política junto a un electorado inteligente capaz de despreciar la democracia monoparental actual…
¡Utopía, diría Tomás Moro!
Saludos y bonito fin de semana.