José Ramón, la esperanza de México
17 DE FEBRERO DE 2022
EL SEXTANTE
Por Adolfo González
En medio de grandes controversias en las mañaneras, los datos de SABA Consultores correspondientes al pasado día 14 nos dicen que AMLO resiste al desgaste.
Ahora bien, el deterioro existe.
Los valores de aprobación descienden por segunda vez consecutiva, al tiempo que ocurre lo mismo en sentido inverso: la desaprobación roza la alerta negativa, con la novedad de la presencia propiciándolo de grupos no habituales. El Presidente irrita a más, y a grupos más diversos. En las calificaciones, se mantiene el ascenso de las antipatías y también disminuyen las simpatías. Es decir, hay reacción en contra de sus últimos desfiguros, pero, como demuestra la recuperación de Morena en identificación, el núcleo duro de los respaldos a Andrés Manuel es muy contumaz. No insistiremos en las razones, de todos conocidas.
A modo de corolario de lo anterior, podemos considerar otro par de detalles:
El primero, la evolución de AMLO por debajo de su promedio en el “Top of mind” de presidenciables.
Ya sabemos que la reelección (a día de hoy) es un imposible, pero no deja de ser sintomático que sus seguidores vayan abandonando ese sueño guajiro. Y más, cuando se acercan las vísperas de la reválida de abril, que solo servirá, salvo cataclismo, para consumir recursos del erario público, y para dar pábulo, aunque sea por un día, a tales ensoñaciones.
La advertencia negativa en el número de quienes no votarían por ninguna opción política parece también ser síntoma de cierto desengaño.
Hemos asistido en estos días a un violento cabeceo para el lado del golpe por parte del Presidente. En realidad, ni le está saliendo tan mal. Las torpísimas explicaciones del hijo quedan relegadas a un segundo plano ante el despliegue de maniqueísmo autoritario del padre. Al punto que en el “Top of mind” de acontecimientos tienen tanta o más presencia el sueldo de Loret y el pleito entre este y el mandatario, que aquello que le da origen: la mansión del primogénito.
Pero con todo y eso, lo que verdaderamente está escapando a la atención ciudadana, que lo diluye en términos genéricos de violencia, es el trágico panorama de la seguridad pública en México, que alcanza cotas quizá nunca vistas.
Sin ánimo de ser exhaustivos, Zacatecas arde; Colima es dominada por el crimen; igual sucede en Guerrero. El caso de Michoacán es especialmente sangrante, pues ha puesto en muy cierto riesgo 3500 millones de dólares y 300 mil puestos de trabajo, tras la suspensión por parte del “amigo del norte” de las importaciones. El único Estado autorizado para ellas se ve así violentado por la intromisión del narco, con novedades como la utilización de minas antipersona para la presión y extorsión de los agricultores.
Si entramos en materia laboral, el dizque defensor de los pobres y trabajadores todavía no acomete una reforma seria que aumente, por ejemplo, los vergonzantes seis días de vacaciones.
La inflación corre como potro desbocado sin esperanza de freno.
Se comprendería así que AMLO haya hecho de la necesidad virtud y haya enfocado la agenda, retorciendo el caso de José Ramón, hacia Loret, con divulgaciones probablemente ilegales de su privacidad, señalándolo de forma grosera, sin pruebas y sin vergüenza alguna.
Además, irrelevantes en cuanto al fondo de la cuestión. La respuesta un servidor público a un trabajador del sector privado, no puede reducirse a un “y tú más”. Eso sin considerar lo que representa tal actitud: ni más ni menos que la imposición de un carácter sumiso a los medios, y la orden de silencio, con inclusión de amenazas, a la libertad de expresión. Casi nada.
Pero aquí el hecho central es que ni la austeridad, ni acaso la moral, estandartes de la 4T, todo aquello de lo que presume su líder, parecen corresponderse con la realidad. Mucho menos la eficacia, ni en cuanto a Seguridad Pública, ni en gestión económica, ni en la transformación de nada de nada, salvo, a lo que parece, de la vida de sus familiares directos, más allá de supuestos braguetazos. El crimen organizado lo está menos que el desastre sistematizado de la 4T, incapaz de proteger ni sus exportaciones más valiosas, ni a los ciudadanos extranjeros o las inversiones, ni tan siquiera al propio pueblo que dice defender. Creo sinceramente que España sí debe pedir perdón. En concreto por haber permitido la salida y llegada a México del abuelo Obrador, cántabro que lo que terminó obrando fue esta dinastía que va a terminar resultando una plaga peor que la viruela.
La violenta reacción del Presidente ante Loret tiene varias explicaciones, no excluyentes entre sí.
La primera, la soberbia y mitomanía más que conocida de quien no admite críticas ni réplicas. También el mencionado desvío de atención. Finalmente, una de las más lógicas: que Loret de Mola haya tocado la muy sensible fibra de la verdad que se pretende esconder.
Hay quien opina que este es un punto de inflexión, o sea, que José Ramón, y sobre todo aquello que representa, terminarán siendo la esperanza de que muchos abandonen su ceguera.
Pero lo cierto es que, por ahora, los promedios de AMLO siguen siendo envidiables. Ganará con claridad la consulta sobre la revocación porque no solo tiene ese amplio respaldo, sino que gran cantidad de mexicanos razonables no desean más inestabilidad para su país. La única posibilidad es que Andrés Manuel siga fuera de sí y termine disparándose en el pie y cavándose su propia fosa, como tantas veces hizo en el pasado.
En cuanto a sus incondicionales, se resisten a emular a san Pablo y a ver la luz a las puertas de Damasco, porque reconocer un fracaso de tal envergadura a las esperanzas depositadas debe costar un chingo. Además, al cabo que san Pablo se cayó de un caballo. Es más difícil caerse de esta 4T que va como mucho en burro, y en la que a veces cuesta distinguir al jinete de su cabalgadura.